Vacas magras para Cristina Cifuentes en los últimos tiempos. La ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid falsea masters de universidades, algunas alumnas la vinculan con diferentes robos cuando dirigía un colegio mayor y hurta cremas anti-agging de un Eroski. Quedémonos con esta última característica. No porqué las otras sean menos graves, al contrario, sino por el producto hurtado, las cremas para la piel. Porque hoy la periodista Pilar Eyre ha sacado a la luz otros secretos relacionados con la ejemplar política pepera. Concretamente, con su imagen

Cifuentes tiene, y no gracias a sus méritos, un Máster en Derecho Público del Estado Autonómico. Pero bien podría tener uno en cuidado de la imagen. Porque la madrileña se preocupa más del aspecto que de los socavones de las calles de su ciudad. Lo primero que desvela la periodista en Lecturas es que su cabello color rubio tiene tanto de real como su master. Igual que el color de sus ojos, marrones en origen, azules por la gracia del oso y el madroño y por unas lentillas. Quizás lo que pretende es que hagan juego con el azul corporativo de su partido político.

Cifuentes es amante del deporte y procura seguir las buenas costumbres de sus compañeros de partido. Si Mariano Rajoy luce una planta envidiable a base de hacer jooging cada día por el Retiro, ella se decanta más por el Pilates. Pilates no, pero un Pilatos sí que le han hecho en su partido. El prefecto de Judea fue el responsable de crucificar a Jesús y a ella la han crucificado política -y merecidamente-.

El lema oficial de la Comunidad de Madrid es "Muy noble, muy leal, muy heroica, imperial y coronada Villa de Madrid"... Pero el lema de Cristina Cifuentes, según dice Eyre, es "Sin tacones no hay reuniones". Lleva ropa interior de encaje. Por fuera, Pontejos o Zara. Y con respecto a la piel, Eyre explica una exclusiva: hace años se hizo un lífting con el mismo doctor que operó a Isabel Preysler o Mario Vargos Llosa.

Quizás por eso se le ha quedado para siempre la expresión de Steve Urkel de ¿He sido yo?, con la misma sonrisa y la cara de yo no sé nada, tan sólo pasaba por ahí que siempre hace. Eso sí, el doctor tenía la orden de dejarle los hoyuelos de las mejillas y no hacerle un estropicio como hizo el cirujano de Manu Tenorio.

La ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid luce algunos tatuajes en parte visibles y en otras un poco más íntimas. Desde unas letras chinas en la muñeca que significan proteger o guardar... crema, masters o lo que quieran, hasta un motivo tribal, pasando por un sol y una estrella que tiene en los tobillos que se corresponden con el nacimiento de sus hijos. También tiene una rosa (del PSOE?).

Efe

Después de sufrir un grave accidente de moto, le quedó en el cuerpo una cicatriz, que no quiere borrarse, y en el alma un recuerdo que la ha hecho hacerse adicta a la meditación oriental. A pesar de verla a menudo en los toros, se considera a ella misma animalista.

Y aunque desaparecerá del foco y de la vida política madrileña, tiene encima de la mesa dos ofertas suculentas para televisión y una propuesta editorial para que escriba su experiencia. Otra cosa es que lo escriba ella misma o contrate a alguien para que lo haga.