El gran estreno de Cristina Pedroche como colaboradora estrella de 'El Hormiguero' provocó la unanimidad de los espectadores del programa de Pablo Motos: Aquello fue un fiasco ridículo, propio de una función de final de curso de primaria. Perdón. Las criaturas le ponen más naturalidad y gracia que la madrileña, digna aspirante al galardón de 'Sobreactor's Studio'. Cristina protagoniza una sección denominada "Pedroche y acción", en la que tiene que reproducir escenas de películas famosas. La primera, "Misión Imposible". De hecho, el mejor título para una actuación triste. Imposible que hiciera gracia. Tampoco es que los inventores de la sección se la hubieran trabajado mucho, convirtiendo los minutos de intervención de la joven en una retahíla de bromas y sustos dirigidos a hacer sacar la Pedroche infantil y escandalosa que hemos podido ver en 'Zapeando'.
Pedroche va de valiente por la vida a la vez que juega este papel 'dramaqueen' de los sustos, los gritos de pánico y la barra libre de palabrotas. Exactamente lo que hizo durante la sección de marras. Un jaleo incesante mientras que veíamos a la joven colgada de dos cables metálicos, balanceándose del techo del plató y, supuestamente, teniendo que cumplir con la misión de 'desactivar' una peligrosa bomba (de gelatina) creada por el malo de la peli: Su novio Dabiz Muñoz. Todo superoriginal y superdivertido. Y grotesco, como los movimientos voladores de Pedroche mientras gritaba "¡que me cago"!, "¡joder"! o "¡me cago en todo"!. Que queda claro se que no estaba estreñida.
Una brutal muestra de televisión en estado puro, salpicada con más bromitas para conseguir que la joven rompiera los oídos del público allí presente y de todos aquellos que seguían el programa. Si esta es la gran apuesta del show en su nueva temporada, que se lo hagan mirar. O mejor dicho, que escuchen la reacción del público del plató al despedirla: Aplausos forzados y ensordecedoramente silenciosos, que en redes se convirtieron en un clamor: "Que no vuelva más"