Cristina Pedroche tiene una habilidad muy particular: consigue que sus fotografías en las redes sociales, donde es un activísima usuaria, nunca pasen desapercibidas. A veces, porque levanta polvareda: todos recordamos aquella imagen durante la borrasca Filomena, desnuda sobre la nieve en Madrid practicando yoga. Otras porque conmueve a sus seguidores (casi 3 millones en Instagram) con algún aspecto doloroso de su intimidad. Y en tercer lugar por su increíble forma física y su flexibilidad, espeluznantes.
La colaboradora de 'Zapeando', comandado durante este verano por la catalana Lorena Castell, y presentadora del fracasado 'Love Island', está a dos minutos de que la llamen del Cirque du Soleil para hacer de contorsionista. Es lo que le faltaba en su currículum, vaya. Sus demostraciones de esta práctica deportiva la han convertido en un reclamo muy goloso para las marcas más conocidas del mundo. Repasamos algunas de estas instantáneas.
La de Vallecas, a la que últimamente se la ha visto mucho en Catalunya, es imagen de una famosa empresa alemana de ropa de deporte, que se está hartando de conseguir impactos y visualizaciones de sus productos gracias a la última exhibición de su mujer-anuncio. Una postura espectacular, sí, pero no apta para aprensivos o sedentarios. Hay que decir que Cristina provoca un poco de angustia: no sabemos exactamente cómo lo ha conseguido, pero mirando la foto tienes la sensación de que sus brazos, manos, piernas y pies son una única unidad. No podríamos decir dónde empiezan unos y dónde acaban los otros.
Consciente del desbarajuste anatómico derivado de la publicación, exclama divertida que "estoy hecha un lío". Vayan con cuidado al visualizarla, porque 9 de cada 10 fisioterapeutas alertan de que puede provocar esguinces y luxaciones de difícil solución. Es cuestión de tiempo que la centralita del 112 colapse con una avalancha de casos irreversibles de nudos humanos. Tiempo al tiempo.
Pedroche se ha propuesto comprobar cuáles son los límites de la elasticidad humana. Se está esforzando de lo lindo, aunque da la impresión que todavía está lejos de traspasar la frontera. Que vaya con cuidado: cualquier día el enredo será de tal magnitud que los diseñadores de sus vestidos de las Campanadas de Fin de Año presentarán la dimisión irrevocable. No se merecen este castigo. La pregunta es: ¿veremos algún día a su pareja Dabiz Muñoz ponerse las mallas y emularla? Apostamos una cena en el resturaurante Diverxo a que no.