Cristina Seguí lo ha vuelto a hacer. Su odio a todo lo que sea independentista se acabará dirimiendo en los tribunales de justicia. El abogado Jaume Alonso-Cuevillas ya prepara contra ella una denuncia por injurias y calumnias, y posible delito de odio, por los insultos que esta columnista de OK Diario dedicó repetidamente, en twitter y en Cuatro, en el programa Todo es mentira, al president de la Generalitat Carles Puigdemont y a la periodista Bea Talegón. Su indigno e injuriante "Lewinsky de Puigdemont" le puede salir caro. Al día siguiente que Risto Mejide la echara del programa tras ratificarse en los insultos y añadir otros ("gentuza") Seguí ha seguido corriendo su maratón de mala educación y calumnias que acabará en los tribunales. Ha insultado a otra mujer: Pilar Rahola.

Sergi Alcàzar

Un insulto que surge, como todos, desde la impotencia de no saber debatir con argumentos. Seguí cree saber mucho de leyes y se ampara en el derecho a la libertad de expresión que confunde en un inexistente derecho a difamar. Quemar fotos del rey está legal y judicialmente protegido. Difamar a una mujer sosteniendo que hace felaciones a un político no está judicial ni legalmente protegido en ninguna parte. Por eso un juez será quien fije la indemnización que tendrá que pagar Seguí, que sigue haciéndose fotos con señores mayores y ultras de los muchos programas como El gato al agua de Intereconomía donde presta sus servicios.

Seguí muestra una especial fijación por insultar mujeres. No es machismo, es odio de género. Que un juez diga si se tiene que permitir. La denuncia que prepara Cuevillas es una jugada maestra: si condenan a Seguí, que pague. Y si es absuelta, entonces todo el mundo podrá escribir tuits diciendo cosas parecidas de Cristina Seguí.