El juicio contra Ana Julia Quezada por el macabro asesinato del niño Gabriel ya está aquí, y la cobertura informativa de lo que pasa en el juzgado almeriense se mezcla con la imparable oleada de opiniones sobre el castigo que merece la acusada. Opiniones que en muchas ocasiones ni ayudan ni reconfortan. Más bien, hacen revivir la pesadilla a las personas más próximas a la víctima. Y sobreexcitan a la población en general. Se trata de un caso muy mediático y que, como es natural, indigna por su crueldad. La prisión permanente revisable (solicitada por la Fiscalía) es la expresión que más se escucha en medios y redes, y todo hace pensar que el jurado popular acabará estrenando la medida. Pero por si acaso, sus portavoces hacen presión. Los más exaltados, incluso, utilizando absurdas teorías rescatadas de la hemeroteca: La mezcla del feminismo y de este crimen, como ha hecho Cristina Seguí,d'Ok Diario.

Crsitina Seguí Cuatro

Seguí, una experta en incendiar la tierra ya quemada, lanzaba este mensaje lleno de intención: "Habrá que recordar cómo feministas y muchos medios llegaron a solidarizarse y a calificarla de "víctima del sistema". Una trampa en la que cayó, rápidamente, su presa. La escritora Lucía Etxebarria, que parecía reprocharle el lamentable cóctel, además de mostrarse contraria a la mencionada conden. "No encuentro a una sola feminista o medio que se solidarizara con ella o que la llamara víctima del sistema. ¿Los puedes señalar cono nombres y apellidos?" Dicho y hecho. Quizás no dijo "víctima del sistema" literalmente, pero sí ha sido víctima de sus palabras. Mejor dicho, de un tuit de aquellas semanas, haciendo precisamente lo que no tendría que haber hecho. Es este.

@Crsitinasegui_

Lucia Etxebarria @lucia_extebarria_

"Ummmm... déjame ver. A ti." Imaginamos a Seguí haciendo la croquetaen su casa o en la redacción del diario de Inda después del zasca a la vasca, que acostumbra a ser muy poco afortunada en sus manifestaciones públicas, rozando siempre la inconveniencia o la polémica gratuita. No será la primera, ni mucho menos la última. En este ocasión, sin embargo, le ha hecho el juego a la "periodista" que abandera la lucha contra el feminismo utilizando el funesto escenario de la muerte violenta de una criatura. Las dos son culpables. Como ha pasado estas semanas con la muerte de Blanca Fernández Ochoa, el sensacionalismo, la falta de tacto y los debates estériles mandan.