Nada podía ser peor que una platea madrileña llena de VIPS abucheando, con gritos de "fuera, fuera", a la compañía catalana La Fura dels Baus por salir a saludar después del estreno de la ópera Faust con dos lazos amarillos. Pero la cosa ha empeorado. El director de la compañía, Àlex Ollé, ha enviado una disculpa escrita al Teatro Real donde dice "Lamento profundamente lo sucedido esta noche. Estoy desolado ya que considero que los hechos han sido totalmente desafortunados y fuera de lugar". No se refería a la vergonzosa histeria de la platea sino a que dos personas se solidaricen con los presos políticos. Ollé destaca que los dos artistas no forman parte de la compañía sino que son "colaboradores". Acaba agradeciendo que le contrate el Teatro Real de Madrid. La Fura dels Baus pasa por ser la compañía más atrevida y provocadora de Catalunya.
Es normal que los profesionales de la comunicación se sorprendan que un artista agache la cabeza de esta manera. Como Toni Soler:
Los crucificados son los que llevan lazo amarillo, acosados por la platea fuera de si y señalados por su director. Es como el concierto por Miguel Ángel Blanco donde la platea abucheó a Raimon por cantar en catalán.La red es la que se hace cruces:
Alguna cosa está pasando con los directores de teatro catalán. Se está extendiendo el rumor de que la caída de Lluis Pasqual se debe a que no ponía lazos amarillos en el Teatro Lliure, cuando el problema lo tenía con las maneras despóticas en el trato con los trabajadores. Ahora parece que para ser un director de prestigio no sólo no tienes que manifestar ideas políticas (cosa que cada uno es libre de hacer) sino que, como es el caso del señor Àlex Ollé, también hay que criticar y censurar que tus subordinados lo hagan. Censura y teatro. Aceite y agua. Una mezquindad.