Linda Evangelista fue una de las modelos más importantes a nivel internacional en los ochenta y noventa. Trabajó con importantes nombres de la industria como Naomi Campbell, Cindy Crawford, Carla Bruni, Helena Christensen, Christy Turlington, Elle Macpherson o Claudia Schiffer. Gracias a su naturalidad y confianza se abrió paso en las pasarelas hasta convertirse en todo un icono.
Sin embargo, la canadiense ha vivido uno de sus años más complicados. El 2021 no fue sencillo para ella. Desapareció de la esfera pública tras someterse a un tratamiento estético que la dejó “brutalmente desfigurada”. Esto le impidió que pudiese ejercer como modelo con normalidad.
Todas y todos queremos estar guapos para gustarnos y gustar al resto. Queremos seguir los cánones de belleza, por este motivo muchas personas se ayudan de médicos estéticos para cumplir sus deseos. Sin embargo, a veces estas operaciones no salen como uno piensa. Hay que estar muy seguros del lugar en el que realiza y con que profesionales.
Tal y como explicó Linda en sus redes sociales después de un tiempo en silencio, quiso someterse a un tratamiento de lipoescultura, denominado CoolSculpting por su marca comercial, basado en la criolipólisis, que reduce la grasa aplicando frío. Como se puede entender, el resultado no fue el esperado, sino justo el contrario.
El duro relato de Linda, arrepentida
“Aumentó, que no disminuyó, mis células de grasa y me deformó de forma permanente, incluso después de pasar por dos cirugías correctoras muy dolorosas sin éxito. Me han dejado, como ‘irreconocible’. Además, he desarrollado hiperplasia adiposa paradójica o PAH, un riesgo del que no me advirtieron antes de someterme al tratamiento “, lamentó la modelo. Y esta operación no solo ha tenido consecuencias en su cuerpo, también en su salud mental.
“Me ha hecho caer en un ciclo de profunda depresión, una profunda tristeza y en las más bajas profundidades del autodesprecio. En el proceso, me he convertido en una ermitaña”, confesaba Evangelista. Después de contar su experiencia, ahora se ha atrevido a mostrar su cuerpo en la revista People, donde además relata el calvario que padeció. No obstante, luchó por salir adelante.
“¿Por qué sentimos la necesidad de hacerle eso a nuestros cuerpos?. Siempre supe que envejecería, pero jamás pensé que acabaría viéndome así. Ahora no me miro al espejo porque no me reconozco físicamente, pero tampoco me reconozco como persona”, asegura en la publicación.
“Amaba subirme a una pasarela. Ahora me da miedo cruzarme con algún conocido. Pero no puedo vivir así nunca más, escondiéndome y con vergüenza. No podía seguir viviendo en este dolor durante más tiempo. Estoy decidida a hablar”, zanja la modelo. Ahora se encuentra inmersa en una batalla legal contra la marca, a la que le reclama 50 millones de dólares por daños.