Es difícil encontrar alguna manifestación pública del actor Dani Rovira que no destaque por su vehemencia, por decir las cosas muy claritas o, incluso, por atacar dogmas intocables en España. Rovira es un animalista convencido y militante, que detesta la tauromaquia ("me avergünezo de ser español") y que alguien haga daño a los animales en general y los perros en particular. Y la salvajada del cazador gallego que acribilló a su perra a tiros de escopeta le ha enfurecido hasta reventar en las redes sociales, enviando un mensaje demoledor a los cazadores furtivos, a aquellos que maltracten sus animales durante su actividad o a cualquier internauta que se sienta interpelado. Sin filtros: "Me vais a comer los huevos por detrás".
La perra Alma, maltratada y asesinada (ha muerto después de días de agonía) por su propietario después de que diera a luz, es sólo un ejemplo más de la barbarie execrable extendida entre muchos cazadores. No contentos con matar animales, muchas veces de forma ilegal y sólo por diversión, amplían su vileza contra los nobles ayudantes que les acompañan día tras día, batida tras batida, sin fallar nunca a la llamada y la tarea de su verdugo. Repugnante. Un crimen ruin que merece una condena contundente, y la revisión de las obsoletas, primitivas y crueles leyes sobre maltrato animal en España. Mientras llega algo de eso, la indignación es enorme, y da pie a reacciones como la de Rovira o la de un montón de usuarios de las redes, algunos bien célebres.
Mucha cumbre del clima para salir en las fotos, pero España sigue ofreciendo su versión más casposa: caza, toros... e impunidad. Asco.