El humor es uno de los placeres de la vida. Reír hasta llorar es una de las mejores sensaciones que puede experimentar cualquier persona. Muchas veces las cosas que te hacen gracia cambian con el tiempo, pero el sentido del humor se tiene siempre. Si reír es tan fantástico, imaginaos el importante papel que tienen todos los humoristas para enamorar al público en todas sus intervenciones. Eso sí, esta chispa humorística es una cosa que se tiene o no se tiene. De hecho, en algunas ocasiones hay gente que cree que la tiene y en lugar de hacer gracia, hace vergüenza ajena. Por suerte, cada uno acaba encontrando a sus favoritos y, estamos convencidos de que si fuéramos preguntando uno por uno, la mayoría de gente coincidiría con el mismo nombre y apellido: Dani Rovira.
Después de triunfar en la película de Ocho apellidos vascos, el andaluz se situó en el panorama de actores favoritos de los espectadores. Realmente, pocos españoles pueden decir que no han escuchado algún monólogo o broma suya y es que su manera de explicar es brutal. El comediante tiene aquella gracia carismática que caracteriza a todos los que se dedican al humor. Dani Rovira podría estar sin aparecer en ningún monólogo ni película más y seguir llenando los teatros con sus actuaciones. De hecho, en los últimos días, el actor ha llenado el Teatro Coliseum de la Gran Via de Barcelona con su espectáculo Vale la pena. Aquí mismo, relatamos una tensa discusión con una espectadora. Hay una cosa que no podemos negar de Dani Rovira y es que si tiene algún problema con alguien no tiene ningún inconveniente a exponerlo públicamente. Así lo hizo, por ejemplo, opinando sobre la tauromaquia. El actor no tiene pelos en la lengua al explicar su vida y una de las veces que llamó más la atención es cuando confesó su veganismo.
Efectivamente, el humorista ha hablado muchas veces sobre el consumo de carne y, en su última intervención en un pódcast, ha explicado el día clave en el que decidió ser vegano. "Una vez estaba yo en León, caminando con mi mountain bike y me crucé con una vaca. Yo era carnívoro, especista. Pero me crucé con una vaca y era preciosa", el actor empieza a explicar la historia a su manera. "Estaba con el crótalo este, pero bueno estaba libre por ahí. De repente paré la bici, la miré, sentí amor y le dije: 'Jo tía que guay qué estés viva. Qué guay que disfrutes de la vida', pero la miré y había una parte... ¿Sabes cuando miras a alguien a los ojos, pero te sientes un poco culpable? Y me costaba mantener la mirada porque decía tío yo como carne". La escena es muy emotiva.
"O sea mañana me podría comer a esta vaca que seguramente sea de un ganadero de por aquí cerca de León... Y bueno, eso fue como otra piedrecita que cayó y cuando empecé a dar el paso, me acuerdo que al año, año y pico, cuando ya no comía carne me crucé, no con la misma vaca, pero me crucé con otra en las mismas circunstancia y de repente fue como una pequeña epifanía de decir: 'Bua qué bien me siento'. Que guay poder mirar a un animal a la cara y decir: 'Almenos no soy tu enemigo'". Emociona escuchar las palabras de Dani Rovira porque se ve la madurez de uno de los comediantes más conocidos de España. El presentador aparece fantástico, como siempre, un ejemplo en todo lo que dice y lo que hace.