El joven chef madrileño Daniel Sancho ha sido sentenciado a cadena perpetua por el asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta. Los hechos revelan que Sancho, utilizando sus conocimientos culinarios, desmembró el cuerpo de Arrieta y dispersó sus restos en diferentes ubicaciones para intentar ocultar el crimen. Además de la condena principal, se le ha impuesto una multa de 119.000 dólares (aproximadamente 105.000 euros) como compensación a la familia de la víctima, y se le ha declarado culpable de ocultación de cadáver y apropiación indebida de documentación, al retener el pasaporte del cirujano.
El futuro de Sancho se vislumbra aún más sombrío debido a su inminente traslado a la temida prisión de Bang Kwang, conocida coloquialmente como 'El Gran Tigre' o Hilton de Bangkok. Este centro penitenciario, reservado exclusivamente para hombres, es famoso por sus condiciones inhumanas y ha sido objeto de numerosas críticas por parte de organismos internacionales de derechos humanos. La reputación de Bang Kwang es tan aterradora que se dice que "devora vivos" a quienes quedan atrapados entre sus muros.
La peor condena para Daniel Sancho será pasar la cadena perpetua en Bang Kwang
Con capacidad oficial para unos 3.500 reclusos, Bang Kwang alberga en realidad a más de 7.000 presos, lo que genera un hacinamiento extremo y agrava las ya de por sí deplorables condiciones de vida. Las celdas, de apenas 4 metros cuadrados, suelen estar ocupadas por al menos ocho personas, dejando a cada individuo con menos de medio metro cuadrado para subsistir. La higiene es prácticamente inexistente, y la alimentación se limita a raciones básicas de arroz y gachas, insuficientes para mantener una salud mínima.
La violencia es una constante dentro de 'El Gran Tigre'. Los reclusos enfrentan no solo la agresión entre ellos mismos, motivada por la desesperación y la desesperanza, sino también el abuso sistemático por parte de los guardias, quienes a menudo participan en torturas y extorsiones.
Violencia, corrupción, enfermedades… lo peor de lo peor está en Bang Kwang
Además, la corrupción está profundamente arraigada en el sistema, lo que obliga a los presos a pagar por su supervivencia. Elementos básicos como una posición cercana a la puerta de la celda, acceso a una ducha o incluso una porción extra de comida, se negocian a cambio de dinero o bienes preciados como el café, que ha sustituido al tabaco y las drogas como la moneda de cambio más valiosa dentro de la prisión.
Las enfermedades también representan una amenaza constante. Con solo un médico y dos enfermeras para atender a miles de reclusos, epidemias como la disentería se propagan rápidamente y cobran numerosas vidas. Se estima que alrededor del 25% de los presos con condenas largas o pena de muerte no logran sobrevivir más de tres años en Bang Kwang.
La defensa legal de Daniel Sancho se encuentra actualmente en una carrera contra el tiempo para evitar su traslado a este infierno carcelario. Buscan alternativas que, aunque siguen siendo duras, podrían ofrecerle condiciones ligeramente más humanas. Sin embargo, las posibilidades son escasas y el panorama se presenta desalentador para el joven español.