No sabemos cómo tiene que ser formar parte del PP en Catalunya. No sabemos qué requisitos se tienen que seguir, qué inquietudes se tienen que tener. Tampoco sabemos si la pasta de la que están hechos los miembros de los populares catalanes es especial o no. Pero últimamente, miembros de esta formación están protagonizando salidas de tono inclasificables, difíciles de definir o analizar con un mínimo de frialdad o sentido común.
Primero fue el candidato a la alcaldía de Barcelona Josep Bou y su performance hablando de los 12 apellidos catalanes ante unos incrédulos y ojipláticos Pablo Casado y Andrea Levy. Y ahora ha sido el expresidente del Partido Popular de Catalunya y exdiputado en el Parlament por la circunscripción de Barcelona, Daniel Sirera.
Sirera, como buen y fiel seguidor del oráculo Casado, repite sus tesis e incluso, las amplia, con respecto al grado de paroxismo. Si Pablo Casado dice que hay que aplicar el 155 en Catalunya, Sirera va detrás diciendo lo mismo, y añadiendo unas frases de cosecha propia. Los ejemplos escogidos, pero, por el político catalán, para justificar que el 155 es casi como una especie de ángel de la guarda de los catalanes, hay que releerlos dos veces por la incredulidad que despiertan a primer vistazo. Escribe Sirera que antes del 155 "muchos catalanes pasamos miedo". Hasta aquí todo dentro de unos parámetros de normalidad derechosa y sus parámetros del miedo. Lo que hace pellizcarte es lo que viene después.
Sirera habla de Catalunya como si fuera una mezcla de un blockbuster apocalíptico tipo El día de mañana con la Jungla de cristal de Bruce Willis. Pero él no es el calvo protagonista de este filme. Él es un político que a pesar de la intención partidista que hay en la política, tendría que medirse un poco. Dice Sirera que antes del 155 había en Catalunya "Ataques de ansiedad, gente que trasladó a familiares y dinero fuera de Cataluña, gente mayor que hizo acopio de alimentos y personas que llenaron de gasolina su automóvil por si había que salir pitando. Se habla poco de todo esto".
Quizás se habló poco porque no pasó. ¿Yayas llenando la despensa? ¿Gasolineras colapsadas? ¿Diazepams vendiéndose en el mercado negro a precio de oro por la avalancha de ataques de ansiedad que hubo? Parece un chiste. Y la red ríe por no llorar:
Estaremos atentos al tráiler de la próxima peli de catástrofes que anuncie Sirera.