Josep Pedrerol es un periodista catalán que vive y trabaja en Madrid. No sólo eso, sino que siempre que puede, pregona las bondades de la capital de España y lamenta la deriva en la que, según él, se ha convertido la capital catalana. Lo hace en El Chiringuito, lo hizo como invitado en el Obrim fil de Xavier Sardà o lo hizo en su debut como articulista de opinión en La Vanguardia.
"El victimismo es un pésimo compañero de viaje en cualquier orden de la vida. Madrid lo sabe bien. Ha sabido aprovechar los lamentos del independentismo para construir justo lo contrario: ha cambiado las fronteras por el aperturismo. Fuera trabas absurdas que incomodan y provocan rechazo. No os imagináis la cantidad de jóvenes catalanes con inquietudes que han apostado por la capital. Muchos lo han hecho hartos del monotema, de la niebla ideológica que impide ver más allá de la punta de los pies. Basta ya de culpar a Madrid de todos los males", escribía Pedrerol.
Quien le respondió fue Toni Soler, al que sólo le hizo falta una sencilla frase: "La Vanguardia mostrándonos el camino".
Pedrerol aprovecha a la mínima de cambio para dejar claro que no hay color, según él, entre las dos ciudades. "A los catalanes Madrid nos hace sentir en casa. Más que Barcelona últimamente", le decía Pedrerol a Víctor Amela en La Contra del mencionado diario a raíz de su fichaje.
"Sufro cuando veo a Barcelona alejarse de la plural y abierta en la que yo crecí. Defiendo Catalunya en Madrid, pero no el procés. Es un monotema nocivo, pero Madrid aprovecha para ponerse por delante". De los ataques de esta misma Madrid a Catalunya, no dicen ni mu ni el uno ni el otro. Por suerte, no todo el mundo en El Chiringuito piensa como él y de su boca sólo salen palabras de amor hacia Barcelona. Hay a quien Barcelona sí le hace sentir como en casa.
Este es Darío Montero, uno de los muchos y buenos periodistas que están en nómina de Pedrerol en El Chiringuito. Un reportero con talento, fotogenia... y una sanísima virtud: mostrarse agradecido con la tierra que lo ha acogido. Montero es de Toledo y tiene familia extremeña, pero durante un tiempo vivió en Catalunya, a la que quiso y también a nuestra lengua.
Y quiso aprenderla, cosa que ha demostrado a menudo. En plena pandemia, soltó: "El Procicat es del departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya... El Pla Territorial de Protecció Civil de Catalunya", pronunciaba en un perfecto catalán el periodista. "Parles català, oi?", pregunta Pedrerol. "Una mica". "Quants anys vas estar a Barcelona?". "Sis anys". "I vas aprendre català...". "Sí, una mica". "Molt bé el parla, tu!".
Montero no sólo habla con orgullo el catalán. También presume de lo que tenemos aquí. Como ha hecho ahora. Al periodista ya le habíamos visto anteriormente alguna imagen en redes sociales enamorado de Barcelona, pregonando en un perfecto catalán los sentimientos que tiene por la ciudad que lo acogió: "Sagrada Família, el meu barri. Un dia vam ser aquí i no ens va faltar res. T’estimo amb tota l’ànima, Barcelona" o "Breu però intens retrobament amb tu, Barcelona" ("Sagrada Família, mi barrio. Un día estuvimos aquí y no nos faltó nada. Te quiero con toda el alma, Barcelona" o "Breve pero intenso reencuentro contigo, Barcelona").
Y siempre acompañando las declaraciones de amor con un explícito corazón.
Ahora, el bueno de Darío ha vuelto a Barcelona. Y en esta ciudad que tanto se quiere, iluminado por los rayos de sol y con el skyline de fondo, ha vuelto a hacer una declaración rendida de amor. Evidentemente, en catalán: "Sempre Barcelona".
Siempre Barcelona y siempre Darío Montero, buen periodista, buena persona.