David Bagés es a los 58 años uno de los actores más amados del panorama catalán. Es de los que tiene la habilidad de destacar por pequeño que sea el papel que interprete. Debutó en televisión en TVE-Catalunya, a un programa juvenil en desconexión en catalán nombrado Plástico con Tinet Rubira, ahora capo de Gestmusic. Como actor, Bagés estará siempre asociado a un personaje, el grimpaire Amadeu Cabanilles de Nissaga de poder, el mejor culebrón de la historia de TV3. Era el yerno que llegaba a la familia Montsolís para quedárselo todo. Después ha hecho muchos otros papeles a La Riera, La última noche del karaoke o El uno por el otro, una de las contadas incursiones en comedia. David Bagés acostumbra a hacer de malo, marcado por el físico y por Nissaga, Eloi Vila lo ha entrevistado Al cotxe y ha conseguido emocionarlo con su mítica pregunta lacrimógena: ¿Los padres están vivos todavía?

David Bagés i Eloi Vila, TV3

David Bagés con 58 años se puede deducir que como mínimo el padre ya no está vivo. Y tanto, llega el momento emotivo: "Mi padre murió relativamente joven y con muchas ganas de vivir, con 72 años. Mi madre está viva con 88 años, muy guapa. La muerte de mi padre fue un momento familiar muy fuerte, no nos lo esperábamos, fue páncreas, murió prácticamente en el pasillo del hospital. Yo estaba haciendo un programa en TV3 de El Terrat para el verano, Pagados para reír, y me dijeron ve a Reus que tu padre está mal. Le pude decir adiós pero él ya no me pudo ver. Fue un momento muy jodido, muy chungo. Él era un tótem, el optimismo, el humor, lo hacía todo, todo el mundo en Reus lo conocía, era muy cachondo. Nos dejó demasiado pronto". Una lágrima parece brotar en los ojos del actor cuando recuerda cómo no pudo despedirse en condiciones de su padre, el señor Bagés.

David Bagés, TV3

El resto de la conversación fue más amable: "Yo tenía actitud punk pero siempre sabiendo parar de repente. No me gustaba que amaneciera, tenía la conciencia de parar, de detenerme. He estado a veces cerca de precipicios. La droga. Otros cayeron, a mí me ha ayudado el trabajo y la familia, el amor y querer disfrutar. El teatro me salva, me acompaña toda mi vida. Tenía una doble vida, la punk y de fiesta y provocación y el teatro. Empecé a hacer teatro de pequeño porque mi madre hacía teatro, amateur, hasta semiprofesional. Yo lo empecé como un juego. Cuando tuve presión supe que era una profesión y se tenía que trabajar mucho. Me marché de Reus al Instituto del Teatro. Yo soy muy de pueblo". El momento Nissaga pasó demasiado de refilón: "Es muy importante a mi vida laboral. En Catalunya hago personajes que no son malos, hacía de mosso de escuadra en La última noche del karaoke, y la gente me decía siempre haces de malo. Como los hago yo piensan que son malos por culpa del Amadeu Cabanilles de Nissaga de poder. Pero por suerte tengo el teatro y tengo España donde voy haciendo series. Puedo no hacer de malo. Hago de actor de fondo porque saben que si me cogen algo les daré". Un gran actor.