Queda poco para otra de las bodas del año, con permiso de la que vivimos hace unos días con el hermano de Gerard Piqué, Marc, y su pareja de toda la vida, Maria Valls. Y es que el sábado 8 se casan Tamara Falcó e Íñigo Onieva, una pareja de celebrities que parecen como aquello de las margaritas mientras se van sacando pétalos: ahora nos queremos, ahora no, ahora nos casamos, ahora no, ahora te pongo los cuernos, ahora no. Y así hasta el infinito. Parece, sin embargo, que ahora sí que sí, ahora sí que habrá bodorrio por todo lo alto entre la hija de Isabel Preysler y el relaciones públicas, a pesar del testimonio reciente de una supuesta amante del novio, que ha desembuchado explicando punto por punto cómo conoció íntimamente a Onieva el pasado mes de marzo del 2022, antes del escándalo del morreo en el festival Burning Man del desierto de Nevada, y que supuso la ruptura de la pareja y la cancelación del compromiso matrimonial.
Ella, policía nacional, cayó en la red de Íñigo, "Me enamoré", dice la agente. Lo mejor, sin embargo, el recuerdo de que pasó después de que los presentaran en la discoteca Lula Club: flirteo y una fiesta de pijamas sin Tamara. "No nos podemos enrollar", le decía él. Pero según ella, sí que lo hicieron: tuvieron relaciones en el lavabo de la discoteca. "Cerrado ya Lula y yo borrachilla, fuimos al baño... ¡Imagínate"!. A pesar de este testimonio (vaticinamos que no será el último de aquí hasta que se casen Onieva y Tamara), la boda sigue su rumbo y este jueves en El programa de Ana Rosa han revelado algún detalle más de la ceremonia y la fiesta que lo acompañará. Y no hablamos de la lista de bodas ni de los regalos.
Ha sido la colaboradora Leticia Requejo quien a pesar de no poder revelar el secreto mejor guardado del enlace, como será el vestido de novia que lucirá Tamara Falcó, sí que ha hecho pública una decisión de los novios de cara a aquel día que ha generado mucha polémica desde que los invitados han empezado a saberlo. Y es que la parejita feliz, "para preservar la exclusiva, la decisión que la pareja toma es que no haya móviles en lo que es toda la ceremonia, desde que se entra a El Rincón hasta que se sale". Nada de móviles desde que el personal entre en el lugar donde se hará todo. ¿Por qué? Porque no quieren ver ni en pintura como nadie les hace trizas la esclusivísima que tienen pactada con una revista, donde se mostrarán todas las fotos, imágenes, looks y modelitos de la boda. Y claro está, muchos de los invitados han montado en cólera, y no están nada de acuerdo con esta medida, "sobre todo, por la presión de tener hijos o necesidades que atender en esas horas".
Los invitados, pues, que no podrán hacer como Tamara en esta imagen, tener un móvil en las manos. A fin de que se respete su decisión, Tamara y Onieva han decidido poner unas taquillas donde cada invitado o cada pareja pondrá el teléfono móvil dentro, unos espacios vigilados constantemente. Los invitados podrán utilizar su aparato cuando quieran, siempre que no salgan de la zona perimetrada. Vaya, como si estuvieran en una prisión de máxima seguridad. ¿Qué ha dicho Ana Rosa Quintana al respecto?: "Cada teléfono es una cámara, y ya no es por preservar o no la ceremonia. Es que también es un rollo estar haciéndote selfies... Que la gente disfrute de un evento sin necesidad de estar retransmitiéndolo continuamente. La gente va a los conciertos, pagan un dineral y no lo ven porque están todo el rato viéndolo a través de un móvil. Yo no lo entiendo"... ¿Le harán caso a Tamara y a su futuro marido? ¿Habrá quien se salte la norma a la torera? Y lo más importante, ¿seguirá habiendo boda? Saldremos de dudas el próximo 8 de julio.