Demi Moore es un icono del cine de los 90. Mítica en tres películas que la elevaron: Ghost, donde hacía de viuda a quien una médium hacía conectar con el marido muerto. Una proposición indecente, con el dilema de un matrimonio: irse a la cama con un rico a cambio de un millón de dólares. Nota: el rico era Robert Redford, no tiene que pagar. Y Algunos hombres buenos con Tom Cruise y Jack Nicholson. Después ya cayó en excesos como La teniente O'Neill y desapareció. Ahora es como Madonna: noticia por los novios jóvenes y las operaciones de estética.
Este martes ha asistido a un desfile de moda en París, el de Yves Sant Laurent, y tiene una nueva cara, a medio camino de Courtney Cox y Mario Vaquerizo:
DEMI MOORE EN LOS AÑOS 90:
DEMI MOORE EN EL 2010:
DEMI MOORE AHORA:
Ojo con Instagram que enmarca los cambios. La red de las vanidades, cargada por el diablo:
Parece que no pasen los años pero pasan. La actriz norteamericana ha hecho un pacto con el diablo y el cirujano para detener los efectos del tictac del reloj, y a punto de cumplir 60 años, ha generado multitud de comentarios. Como cuando desfiló para la pasarela de Savage x Fenty sin pantalones y con medias de reja. Las imágenes son espectaculares, aunque hay una que hizo especial fortuna. Es esta:
En ese acontecimiento organizado por Rihanna y su firma de moda, Moore dejó a los asistentes sin respiración con un uniforme de lencería negra. Las medias y el corpiño de tirantes escotado y con abertura en la espalda son un diseño de la diva de Barbados, que una vez alcanzada la fama mundial con sus canciones ahora se dedica a su propia marca de ropa femenina.
Demi, divorciada de Bruce Willis, separada de Ashton Kutcher, es madre de tres hijas, Rumer, Scout y Tallulah y ahora luce los pómulos mucho más suavizados. Cada vez que publica una fotografía, recibe miles de likes y centenares de comentarios de sus casi 3 millones de seguidores. Van a más, más Moore. More Moore.