Ser del Barça hoy en día es un deporte de riesgo, un sentimiento nada recomendable si quieres vivir tranquilo, feliz y optimista. La brillante historia reciente del club es cosa del pasado. Los centenares de goles de Messi, las decenas de títulos de Pep Guardiola y Luis Enrique, la magia de Xavi e Iniesta, las noches apoteósicas con el Estadi lleno hasta los topes... Tantas y tantas cosas maravillosas se han convertido en una losa, una cruz, un martirio. Ahora la realidad es otra: convivimos con la derrota, algunas crueles como la de hace unos días ante el Real Madrid en Arabia Saudí o la de anoche en el campo del Athletic Club de Bilbao en Copa. Los vascos echaron el F.C.Barcelona en un partido épico que deja una factura demoledora: una legión de lesionados y una tristeza infinita.

El declive se ha venido cocinando durante las últimas temporadas, con aquellas derrotas europeas contra la Roma, el Liverpool y especialmente, el Bayern de Múnich. Al margen de cuestiones puramente deportivas, esta trayectoria ha provocado un efecto muy particular en la afición, especialmente aquellos que tienen chiquillos o han sido padres recientemente. El orgullo culé ya no luce tanto, no hay nada que celebrar ni motivos para sacar pecho y transmitir la pasión por tu equipo. Bueno, no es exactamente cierto: suerte que tenemos del Femenino, reinas del fútbol y modelo a seguir. Pero vaya, que las penurias del masculino pesan mucho en el alma. Y decir a los pequeños de la casa "ser del Barça es lo mejor que hay" cuesta más que de costumbre, sobre todo porque quedas como un 'abuelo cebolleta' que habla de la época en la que no había trenes.

Barça eliminado miedo el Athletic de Bilbao EFE

El Barça cayó eliminado por el Athletic de Bilbao en la Copa / EFE

Todo esto no quiere decir ni mucho menos que los culés hayan abandonado al Barça. Los sufridores siguen allí, más tristes, cabreados y descolocados que nunca, pero firmes. Y los que tienen criaturas tampoco han dejado de ver los partidos con la esperanza de recordar aquellas noches de gloria. Una de ellas es la actriz Diana Gómez, famosa por diferentes papeles, pero en especial por su participación en 'La Casa de Papel' o 'Valeria'. Diana es más culé que el escudo, pero ahora también es madre. El pasado mes de diciembre dio a luz antes de lo esperado a un niño que se llama Gael y que ha llenado de gozo y de trabajo su hogar, el que comparte con el presentador de Catalunya Ràdio Roger Escapa. El barcelonismo y la maternidad, especialmente la primeriza, tienen una relación especial que anoche, durante el partido, se reveló en toda su extensión.

Quedaban 4 minutos para el final a San Mamés y el Athletic hundía las esperanzas (maltrechas) del Barça. Un gol absurdo los ponía por delante y todo hacía pensar en el desenlace más lógico. Pero Pedri hizo un milagro en el 93', marcando un gol que hacía estallar a los culés como hacía mucho tiempo. Empate y a la prórroga. Todo era posible, aunque el final fue todavía más trágico. En todo caso, este gol del canario se celebraba en sofás y balcones. También lo hacía Diana, claro, aunque de manera totalmente diferente por primera vez en su vida. Se tuvo que contener en un esfuerzo titánico para no despertar a Gael, que tiene un mes y pico. Gritar hacia adentro, vaya. "Tener que gritar GOL con la boca pequeña para no asustar a la personita que tengo en el pecho. Las nuevas normalidades". La vida es cambio. Y vaya cambio.

Pedri Ansu Abrazo EFE

Pedri y Ansu Fati después del gol que enviaba el partido a la prórroga / EFE

Volveremos a sufrir, volveremos a luchar, volveremos a vencer. Quizás entonces Gael ya se ha hecho mayor, pero no perdemos la esperanza. Mientras tanto, la aventura de criar a una personita ya es lo bastante intensa y gratificante. Pero el corazón azulgrana sueña con revivir aquellas gestas. Y celebrarlo a lo loco.