Humilde, trabajador y de buena onda, como dicen en Argentina. Dibu Martínez, el guante de oro del Mundial de Qatar 2022, es mucho más que un arquero de fútbol. Ayer ganó su primera Copa del Mundo con una actuación memorable en el tramo final de la prórroga y en la tanda de penaltis, sí, pero lo que hace más especial al Dibu no es su profesionalidad en el campo, ni siquiera sus palomitas atajando tiros imposibles, sino cómo es fuera del campo. Es difícil ser más humilde que él, del que recordamos sus orígenes.
Guardameta actualmente en el Aston Villa de Inglaterra, tuvo su pasado en el Getafe (jugó cedido) y en el Arsenal de Londres. Con el equipo gunner iba a entrenar cada mañana en autobús público, lugar en el que conoció a su novia en el año 2013. Allí, pasando el ticket del bus y comiendo el bocadillo de chopped de primera hora de la mañana, el Dibu y Mandinha empezaron a entablar conversación y a tener una relación especial. Rápidamente, la cosa fue a más hasta que se casaron en 2017 y tuvieron dos hijos que no son otra cosa que dos bomboncitos muy monos. Santi y Ava son dos bellezones que van al cole con los cochazos de papá Dibu. Y es que el arquero albiceleste ha cambiado el bus de 2013 por un Ferrari y un Corvette en 2022. Su vida ha dado un giro y más que lo dará ahora que ha sido una de las estrellas del Mundial. Lo importante es que sigue siendo humilde en cuanto a actitud y eso dice mucho de él. Grande, 'El Dibu'.
De familia trabajadora
Dibu es tan humilde que se lo ha tenido que currar como el que más para llegar a la cima mundial. No tiene ningún enchufe ni nada parecido: sus méritos son fruto de su trabajo. Y lo más importante: sus padres confiaron en él. El 'Dibu' viene de una familia humilde y trabajadora. Su padre cargaba a diario mercancías en el puerto, mientras que su mamá limpiaba casas. Beto, su papá, está muy orgulloso de él. Decía eso en una entrevista previa al Mundial: "Éramos humildes, pero muy felices. Por eso no nos da vergüenza decir de dónde venimos. Más allá de las complicaciones, a los chicos nunca les faltó un plato de comida en la mesa. Les dimos todo lo que pudimos". Bravo.
Lágrimas y peinado únicos
Nadie siente los colores como Dibu. Ayer, en una entrevista a los medios a pie de campo tras proclamarse campeón, el portero sudamericano se derrumbaba. Lloraba a lágrima viva: su sueño se había cumplido, por fin. "Somos campeones carajo", decía eufórico y con la voz entrecortada. Producía ternura, y más si mirabas su pelo. Lleva la bandera de Argentina pintada en el cabolo. Amor por su país. Pasión por Argentina.
Sensación en Argentina
Numerosos periódicos son los que agasajan a Messi y lo tildan como el mejor de todos los tiempos tras el Mundial conquistado ayer. Pero el verdadero héroe fue Martínez. Su parada en el minuto 124 tras un chut a bocajarro de un jugador francés evitó un KO que hubiese sido tremendamente doloroso para los hinchas argentinos. En Argentina Dibu es Superman... de Dibu-jos animados lo que hizo.