Los ecos del 28A seguirán provocando efectos en las urnas del 26M. Los diputados y senadores independentistas electos han tenido que recoger el acta entre unas medidas que en algunos les han recordado países en vías de desarrollo democrático: esposados hasta el Congreso, sin poder atender a los periodistas, faltaba ir con un saco de tela a la cabeza, como rehenes secuestrados. La cordialidad de sus señorías rodeados de grandes medidas de seguridad era aparente y digna, pero la medida ha indignado a periodistas:

EFE y ACN

Custodiados por policías de paisano, vigilados, los presos han intentado aparentar distensión pero la prohibición de ir a reuniones de Grupo Parlamentario o responder a periodistas ha indignado a algunos analistas y ultraderechistas. Los primeros porque encuentran repugnante que se prohiba a un periodista preguntar y a un cargo electo responder. Los segundos porque querrían ilegalizar ser independentista y encarcelar la los que vayan en las listas:

Todos son tuits de mujeres: Pilar Rahola, Bea Talegón o Agnès Marquès. Y en la ultraderecha igual: Rosa Díez o Cristina Seguí. Que un juez prohíba hablar con la prensa a una persona inocente que no ha sido condenada es peor que ser turco de la Turquia de Erdogan. Es la Turquia de Marchena.