Dwayne Johnson es uno de los hombres más reconocidos en todo el mundo, ya ha tenido la oportunidad de salir en una gran variedad de películas, y a día de hoy es uno de los actores de Hollywood mejor pagados, aunque antes de ser famoso, lo cierto es que “The Rock” Johnson se dedicaba a otra cosa, siendo esta una faceta que hoy en día muy pocas personas conocen.
Puede no resultar una sorpresa debido a su físico, pero Dwayne Johnson fue luchador profesional de la escena de la lucha libre estadounidense, algo que marcó un antes y un después en su vida, aunque quizás este fue un gusto heredado de su padre, ya que su padre también fue luchador profesional.
Es aquí en dónde vamos a comenzar a hablar de sus obsesiones, obsesiones que heredó de su padre, o que, mejor dicho, aprendió de su padre. “The Rock” observaba como su padre entrenaba y daba el 100% todos los días, y esto es algo complicado y quién se dedica a entrenar lo saben, ya que hacer algo que no quieres hacer pero que debes hacer necesita voluntad, y Dwayne Johnson aprendió eso desde que era muy pequeño, pero él lo llevó al siguiente nivel.
Su obsesión podría ser confundida con disciplina
Dwayne “The Rock” Johnson desde muy pequeño aprendió lo que era el trabajo duro y el esfuerzo, lo cual aprendió mirando a su padre entrenar y ser constante con su entrenamiento, todo mientras que su padre le enseñaba cosas específicas para que también fuera disciplinado. Esto en parte estuvo muy bien, pero, debido a ciertos comentarios (consejos) de su padre y demás, Dwayne llevó aquella disciplina al siguiente nivel, haciendo que esta se convirtiera en obsesión, algo que no es del todo bueno.
Estar obsesionado con algo en específico no es sano, y Dwayne Johnson se obsesionó con todo lo referente a su entrenamiento. Tenía que comer sano, y justo las medidas perfectas de cada alimento, aparte de que también tenía que entrenar todos los días durante varias horas sin importar qué. Era un impulso que iba más allá de la disciplina, y todavía a día de hoy tiene el mismo problema, aunque ha conseguido superarlo un poco con terapia.
A modo de broma, Johnson culpa de esto a su padre, aunque lo cierto es que es algo que él mismo ha desarrollado con el paso de los años por su deseo de querer mantener su físico y ser más fuerte. Su padre solo se encargó de enseñarle disciplina y alimentación, pero él “exageró” todo, o al menos su cabeza lo hizo. Sin embargo, pese a esto, todavía a día de hoy lleva un entrenamiento muy fuerte, y una dieta bastante rigurosa que es el pilar fundamental de su increíble físico, aunque eso sí, intenta no llevar su disciplina al siguiente nivel para no ser un obseso con su entrenamiento.