Cuando uno se levanta, aparte de lavarse los dientes, prepararse un café y escoger la ropa para ir a trabajar, es de obligado cumplimiento sintonizar la radio y escuchar, entre otras cosas, el editorial de Jordi Basté en El món a RAC1. El editorial del periodista antes de abordar las noticias del día a menudo trata sobre temas políticos, cosa que se entiende. Pero probablemente, los que impactan más son aquellos que tienen un trasfondo social y que salen del Congreso o el Parlamento.
Este martes ha sido uno de aquellos días. La trágica muerte del futbolista José Antonio Reyes, de su primo, y con un tercer familiar debatiéndose entre la vida y la muerte ha removido conciencias. El mundo del fútbol llora al exjugador de Sevilla, Madrid, Arsenal, Atlético o Español a los 35 años. Ayer fue día de homenajes en Utrera en unos sentidos funerales con presencia masiva de familiares, amigos y vecinos.
Pero la muerte de Reyes ha sido mucho más que una lamentable pérdida para aquellos que le querían. También ha generado un debate pertinente sobre las circunstancias de su muerte. Un accidente de coche cuando iba de Extremadura hacia Sevilla. Un accidente de coche cuando el vehículo circulaba a la aterradora velocidad de 237 kilómetros por hora. Una cifra que pone los pelos de punta. Un número que muchos han querido destacar y que ha hecho que la red pusiera el acento, empezando por el exjugador Cañizares:
La magia del fútbol:
— Guillem Clua (@guillemclua) 3 de junio de 2019
-justifica que conduzcas a 237km/h.
-te perdona que defraudes millones a hacienda.
-te jalea si abusas de mujeres.
-normaliza batallas campales y señores masturbándose en público.
Ahora entiendo que lo llamen deporte rey: te hace inmune a todos los delitos.
A esa velocidad no es un error o "distracción" como dicen los medios, es una imprudencia, temeridad y delito. Y pone en riesgo otras vidas.
— Kalandraka (@jlorente00) 3 de junio de 2019
Si hubiera matado a una familia entera de otro vehículo estaríamos hablando igual en los términos?
Descansen en paz que la tierra sea leve
Y si en lugar de un futbolista famoso el que hubiese causado el accidente yendo a 230 km hubiera sido un ciudadano « corriente « los medios lo estarían crucificando, con razón.
— Open (@Oppenmi) 3 de junio de 2019
Hace un par de semanas se mató un chaval en circunstancias similares en Valencia (no se incendio el coche pero quedo parecido) a este lo tacharon de delincuente (lo que es) pero no era futbolista osea que solo eso, delincuente, en este caso héroe porque los goles lo perdonan todo
— Juan Garcia (@joanot2410) 4 de junio de 2019
Voy a decir mi opinión sobre el asunto reyes, un tío que hacía esas imprudencias al volante (recuerdo un video suyo grabandose con el móvil mientras conducía) no merece homenaje alguno, un descerebado así debería quedar como leyenda de lo que nunca te debes convertir....
— lo tuyo, pan yo (@lotuyopami) 4 de junio de 2019
Jordi Basté ha dedicado el editorial a este hecho. El título ya es incontestable: "El nuevo anuncio de la DGT". Y ciertamente, la muerte del jugador y como se ha producido probablemente sea mucho más efectiva que ninguna de las campañas publicitarias que se ven en la televisión o los cines: "no hay cruel anuncio de la Dirección General de Tráfico que lo pueda superar. Es un spot basado en la vida real que tiene más resonancia que cualquier otro. Si no fuera futbolista, en lugar de convertir su entierro en una especie de funeral de estado, se lo trataría como un inconsciente que cometió un homicidio imprudente".
Basté llora a Reyes, "porque toca, porque fue un gran delantero, porque fue un gran compañero", pero al mismo tiempo no obvia "sin ensañamiento, la barbaridad de apretar el acelerador y poner un Mercedes Brabus S550 de 380 Caballos a 237 kilómetros por hora". Una reflexión que tendría que provocar un debate -desgraciadamente sobre "el estado de las carreteras, la colocación de los radares no recaptatoriamente (como muchos) sino disuasoriamente, la educación vial o la conveniencia de ir a 120 por hora". El periodista ve una cosa positiva, dentro de la tristeza, por todo ello: "su anuncio publicitario tiene un retorno al consumidor muy potente. Reyes ha sido -desgraciadamente- el mejor anuncio de la DGT, que no hará falta que invierta ni un euro en ninguna campaña de impacto. (...) Una víctima de su propia inconsciencia".