Si Peret cantaba aquello de "Barcelona es poderosa", Eduardo Inda y el españolismo (jueces, fiscales, partidos políticos, policías y algún taxista) replican: "Catalunya es peligrosa". Tan peligrosa que cualquier objeto, persona, animal, símbolo o ectoplasma puede servir para la causa de los demonios 'indepes', que no es otra que extender el caos y la destrucción. El juicio del Procés dejó bien claro el poder destructor de un bote de Fairy y de las "murallas humanas". El encarcelamiento de políticos y dirigentes de organizaciones cívicas originó el terror de los lazos amarillos. Incluso las farolas madrileñas están vinculadas a los separatistas. Ahora tenemos que añadir nuevos elementos para el deporte favorito de buena parte de los catalanes, la 'kale borro-cat', según el director de 'Ok Diario': taladradoras. Taladradoras profesionales, eso sí. El pamplonica i sus huestes explican que el CNI (el mismo que no encontraba urnas y que va detrás del Tsunami Democràtic) ha detectado un movimiento anormal en las ferreterías catalanas. Son los CDR, que compran compulsivamente estos aparatos como si fueran entradas para ver a Rosalia. Palabra de los espías españoles y del maestro de las cloacas. Amén.
La revelación de Eduardo Inda, no hace falta ni decirlo, no ha pasado desapercibida en las redes, convertida en una carcajada colosal. "Black and Decker es ETA", le ha respondido Òscar Dalmau, que tendría que fichar al "periodista" para La Competència. Es "el puto amo" del humor, y punto. Y el hazmerreír de las redes, que siempre encontrarán un nuevo motivo para mearse de risa con el incansable inventor de 'fake news'.
Inda, como buen navarro, "vuelve por sus fueros", justo la semana en la que su reinado de la infamia periodística se ha visto amenazada por un discípulo infecto: Javier Negre. Las catanas, perdón, las espadas "están en todo lo alto" por el trono de la invención y la intoxicación.