Josep Pedrerol y su 'Chiringuito' están viviendo un verano bastante movido. Entre la Eurocopa, la salida de Messi (por la que el catalán debería haber dimitido de su puesto de trabajo, como prometió hace meses) y ahora la de Cristiano, y el posible fichaje de Mbappé por el Madrid, están entretenidos. Y excitados. Es el programa de la televisión del estado que hace el seguimiento más exhaustivo del culebrón del jugador francés del PSG, persiguiendo con su micrófono a los responsables del equipo parisino hasta los lavabos de su casa. Una obsesión. Pero ya nada nos sorprende en este espacio, donde las vísceras y la testiculina cotizan mucho más alto que la seriedad, el rigor o la imparcialidad. Eso no vende una escoba, hombre. Mejor tener a la flor y la nata de la merengada patria, así como a los antibarcelonistas, anticatalanistas y antiindepes más duros del Far West cañí. Tomàs Roncero y compañía, ya saben.
Pues bien, hablaremos de estas compañías: como la de José Damián González, un veterano de la guerrilla futbolera y que suda españolismo por los poros de los pelos de su prominente barba blanca. De allí no lo sacas, ni hablar. Por eso ayer le pusieron el remate a gol 'a huevo', ya que entre los temas de debate a raíz del fichaje de CR7 por el Manchester United salió a escena la figura de Pep Guardiola . El catalán, entrenador del rival ciudadano de los Red Devils, se ha quedado sin ser el primer míster que ha trabajado con los dos monstruos del fútbol actual. Una derrota, dicen. Y como recientemente ha puesto fecha de caducidad a su estancia en el City, al de Santpedor se le ha relacionado con una posible llegada al banquillo de la selección española. Incluso Luis Enrique Martínez ha hablado al respecto. Herejía, según Damián, relacionado con el grupo Intereconomía.
Que sea uno de los mejores entrenadores del mundo con un palmarés envidiable no serían suficientes méritos para verle encargarse de 'La Roja', claro. Porque es un demonio indepe, un desafecto al régimen, un sospechoso habitual. Es el tratamiento que reciben aquellos que no se envuelven con la rojigualda y que, como es el caso de Pep, es un hombre comprometido con sus ideales, su gente y las injusticias. Y se ha dado un hartón de expresarlo como él sabe hacerlo. Tampoco vale que haya sido internacional durante su época de jugador, ni que ganara la única medalla de oro del combinado nacional en unos Juegos Olímpicos. No, porque lo hacía, dice, de mala gana, sin ánimo. Atención a sus palabras, porque son el abecé de la intolerancia y el desprecio absoluto. Ah, sí, y con tufo a trampa:
"Es un buen entrenador, sí. Seleccionador de España, ¡no!. Por su trayectoria después de haber jugado 47 veces con la selección española sin sentirla, lo que demostró con sus palabras y sus hechos después de dejar la selección española. No tuvo narices de decirlo cuando iba con esa camiseta. Ni él ni su ayudante este, cómo se llama, el del waterpolo... Un tal Estiarte. Han rajado contra España. Que sea seleccionador, que será muy noble: selección autonómica catalana. Eso sí". En las redes hay lío con el "facherío":
Damián, lo que llamas "autonomía" es un país como una catedral. Y Guardiola, un entrenador con el que sólo podrías soñar. Vuelve a la caverna, te espera la pastillita para los nervios. Buenas noches.