Si estos días que hace frío, que nieva, que es tiempo de ir a la nieve, suben hacia la Cerdanya y se detienen en Alp, háganme un favor: vayan a tomar algo al café-bar 'David's'. Porque este local lo lleva una persona que nos ha tocado la fibra, y de qué manera, en uno de los El foraster más emotivos y al mismo tiempo divertidos que se recuerdan. Pero vayamos por partes. El bueno de Quim Masferrer llegó a esta preciosa localidad de las montañas con ganas de conocer gente especial, buena gente que le despertara una sonrisa. Y vaya si la encontró. Por ejemplo, un amante de los animales, que se vuelve loco paseando por el bosque y viendo según qué bestias, cuanto mayores mejor. Sensacional la pasión de este vecino cuando explicaba sus hallazgos:

Claro está que para hallazgo, el de un vecino octogenario maravilloso a quien nombran 'El capitán' paseando con un transistor por el pueblo, con un montón de hijos, que cuando le responde a Quim cómo es que tenía tantos, confiesa que "antes no había tele ni ná, namás que chingar y chingar. Ay, Dios mío, que 'inritación de tantos niños'. Y claro está que sí. Había que matar el tiempo, y qué mejor que chingar, a riesgo, sin embargo, de tener una inritación en según qué partes. Un hombre a quien su hija le pincha insulina cada día.

O un grupo de niños de la escuela, que van por todo el pueblo pidiendo 'la rostita', que el resto de vecinos vayan llenando un carro de productos y alimentos, caramelos, dulces, salados, lo que haga falta... Hasta que llegaron al ayuntamiento, y ya se sabe que los políticos se llenan de promesas... Momento hilarante cuando Masferrer ve qué ha puesto el alcalde después de la llegada de los niños y niñas. Y, evidentemente, también hubo tiempo para esquiar... en La Masella, y de noche:

Claro está que el momento más sobrecogedor fue cuando fue a charlar con David, que está colocando las sillas del bar, y se fija en un tatuaje que tiene escrito en el brazo, unos versos de él mismo donde se lee "Me desnudo en lo que escrivo. Sin escribir, yo no vivo. De palabras yo soy preso y me muero en cada verso". David ha escrito cinco libros de reflexiones y poemas, que empezó en un centro de rehabilitación. "Era un bala perdida, un loco, mala vida. Una juventud mal llevada". Cayó en el mundo de la droga a los 17-18 años, una época oscura, "una vida de mierda, cocaína. Empieza bonito y después es el infierno y me quemé vivo. Puedo volver en cualquier momento, sufro. Puedo desencadenar al adicto que era y que soy":

Emoción cuando reconoce cómo y por qué salió adelante, cuál fue el motor para salir de este mundo oscuro: "Mi hijo. No quería que su padre fuera eso. No sé si lo estará algún día, pero quiero que mi hijo esté orgulloso de su padre, con la boca grande. Necesito que mi hijo Hugo esté orgulloso de su padre. Ahora estoy contento y más feliz que nunca"...

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'El Foraster' en Alp / TV3
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'El Foraster' en Alp / TV3

Como le dice Quim, "tu hijo lo es todo para ti, y lo quieres mucho. Yo no sé si Hugo está orgulloso de su padre, pero del lo que estoy seguro es que tú puedes estar orgulloso de ti mismo". Emocionante. David y El foraster nos tocaron el corazón, una vez más.