No sabemos cómo se lo hace, pero El Foraster de TV3 ha vuelto a hacer récord de audiencia y hacer añicos los audímetros. Impresionante 26,1% de share, 532.000 espectadores, líder incontestable de su franja y récord de temporada. Bueno, en realidad, sí que sabemos cómo se lo hace, con los infalibles ingredientes marca de la casa: tacto, emoción, carcajadas, sensibilidad, respeto, mucha empatía y una manera de hacer y de interactuar con la buena gente que conoce Quim Masferrer que toca la fibra. Imposible no ver El Foraster y emocionarse, reír, quedarse con la boca abierta y con la lagrimita a punto de caer, por ejemplo, con el hombre que tienen al lado del presentador en esta imagen.
Él es uno de los vecinos de Vilanova de Sau, el pueblo que visitó Quim este lunes. Se llama Josep Serra, y él proporcionó una imagen impagable, sensacional, que nunca habíamos visto hasta ahora. Porque el hombre, muy interesado, hizo de El Foraster por un día, intercambiando los papeles con Quim, que por una vez hizo de vecino respondiendo las preguntas. Porque Josep tenía ganas de coger el micro y hacer preguntas, "¿Así qué? ¿Qué me explicas de tu vida? Qué haces?". Masferrer alucinaba divertido: "No me había pasado nunca eso, porque normalmente las preguntas las hago yo, y ahora sois vos quien me las hace a mí". "¿No puedo hacerlo? ¡Y pues, hombre! Me hubiera gustado hacer de 'Foraster', tiene que ser muy bonito, conocer gente, hablar con gente... tiene que ser muy 'guay', que digo yo," celebraba este avispado vecino de Vilanova de Sau. Un hombre con un espíritu de vivir nuevas sensaciones y experiencias, como la de hacer de presentador o entrevistador, aunque no se acababa de apañar con el micrófono:
Lo que fue muy guay fue haber podido conocerlo a él. Un hombre que nos tocó la fibra, y que explicó que ahora vivía "con la soledad" después de que las dos parejas que tuvo, murieron: "La primera mujer, la Carmeta, se me murió, soy viudo. Al cabo de dos años me repuse, con la Salut. Yo tenía entonces 63 años. No habría pensado que podría encontrar el amor otra vez. Nunca dejes de pensar en 'lo de atrás', sin embargo... respiras... el corazón se me ensanchó. Lo tenía así pequeño, y entonces me creció, volví a sentir el ring ring ring en el estómago, me volví a enamorar"... Y nosotros de Josep al oírlo hablar y emocionarse recordando a la Carmeta y la Salut.
No fue el único momento que nos emocionó. También lo hizo cuando Masferrer tocó el famoso campanario de Sau, que sobresale de las aguas del pantano, y que "saca la cabeza para decirnos a todos que allí había habido vida", la vida de todo un pueblo, Sant Romà de Sau, lleno de vida, pero que ya hace años que quedó enterrado por el agua. Una historia emocionante llena de recuerdos de vecinos que hicieron la primera comunión allí o que vivían allí a tocar: ¿"Impresiona, eh? Uno de los monumentos más emblemáticos del país".
Ya lo saben, ya tardan en ir a visitar el campanario y Vilanova de Sau. Eso sí, si van, que sepan que le tendrán que pagar un euro al primer vecino que se encontrarán, que vigila las entradas y salidas del pueblo. Y otra cosa que hará falta que tengan presente: prohibido tirar papeles y palillos al suelo, como si fueran unos domingueros incívicos...
Quedan avisados. Una semana más, El Foraster, maravilloso.