Nueva cita imprescindible de lunes por la noche en TV3. Nuevo capítulo de El Foraster, con Quim Masferrer yendo a conocer gente excepcional en alguno de los pueblos preciosos que tenemos en Catalunya. Esta vez, el dardo ha hecho diana en Ulldemolins, en la comarca del Priorat, que se encuentra en medio de un valle muy aislado que los locales han bautizado como Valle del Silencio. Un lugar que inspira paz y serenidad, pero donde el silencio más sensacional fue el que pregonó el presentador al final del monólogo ante los vecinos del pueblo: "Cuando me pregunten: 'Quim, ¿por qué le llaman el Valle del Silencio?', yo les diré: 'Porque cuando conoces a su gente, te dejan sin palabras'."
Una de las claves del programa, las historias humanas, personales y sinceras como las que conocimos. Nuevamente fue la opción preferida por los espectadores catalanes, con un maravilloso 25,2% de share y 501.000 espectadores viendo a la buena gente que Quim iba conociendo en este lugar idílico de Ulldemolins. Y una de las personas que enamoró a la audiencia fue una mujer entrañable que se encontró en la plaza del pueblo un domingo por la mañana tomando el sol ("porque en casa hacía frío") y disfrutando de la vida, una vida larga a la cual no le importaría decir adiós más pronto que tarde. Hablamos de Francisca Masip, "pero todo el mundo me llama Cisqueta". De Ulldemolins de toda la vida, nació "el 28 de marzo de 1928", por lo tanto, ahora tiene ni más ni menos que 95 años, y se la veía estupenda. "Para tener 95 años está muy bien", dice él. Y ella: "Aquí sentada no me duele nada". Y Quim: "Bueno, yo le deseo muchos años". Pero la Cisqueta sorprende al responder: "Yo ya no desearía vivir mucho, a mí me gustaría morir como estoy ahora, no me querría hacer muy vieja".
Y entre los dos empezaron una conversación emocionante, sobrecogedora y conmovedora sobre la muerte. Sobre la propia muerte de la vecina de Ulldemolins, el día que esta llegue. "Cisca, ¿me está diciendo que querría morirse ahora?", pregunta El Foraster. Y ella, rotunda: "Pasado mañana no me importaría. A mí, la muerte, no me asusta. Lo que me asusta es llegar a vieja del todo. En mi casa cuidé a muchos enfermos. Es muy triste estar enfermo. Si la muerte me viene a buscar pasado mañana, no pasa nada, porque nos tenemos que morir todos. Tenemos que estar más tranquilos a la hora de la muerte. Tenemos que estar bien, contentos. He tenido la suerte de vivir 95 años muy bien acompañada. Pues ahora me marcharía tranquila y contenta". Sensacional.
���� "Yo no me desearía vivir mucho".
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Necesitamos un pòdcast de la Cisqueta y sus reflexiones sobre la muerte. Sin ambages y con mucho sentido de l'humor!#ElForasterTV3 pic.twitter.com/djeWCCxCuo
Normalmente nos cuesta hablar mucho de la muerte, como decía Quim, pero la manera como ella lo hizo, emocionó a todo el mundo. Incluso, habló de cómo le gustaría que fuera su entierro.
¿Alguna vez habéis pensado en vuestro entierro? La Cisqueta también. #ElForasterTV3 pic.twitter.com/j4Emmunivw
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El día que Quim volvió a Ulldemolins a grabar el monólogo con todos los vecinos del pueblo, pregunta socarrón: "A ver, ¿ha venido la Cisqueta o ya no está entre nosotros?". Y la Cisqueta había venido. Y tanto que sí. Allí seguía, al pie del cañón. "Cisqueta, me gustó mucho que me hablarais de la muerte, de vuestra muerte, y que lo hicierais de esta manera tan sencilla, tan natural y tan honesta. Y haciendo humor!!". De hecho, cuando la conoció la primera vez, El Foraster le pide: "¿Me promete que no se irá antes del monólogo?". Y ella: "Yo no mando, pero le prometo que si estoy viva, vendré"... Y fue. Y tanto que fue. Y nos emocionó a todos. "No sabéis qué contento estoy de que hayáis venido", le dice Masferrer. Alegría que sentimos todos al verla allí sentada:
Maravillosa. Esperamos que la Cisqueta no se nos enfade si repetimos lo que le deseó Quim cuando la despidió: "por muchos años". Por muchos años que todavía pueda seguir viviendo y regalando a todo el mundo, a sus vecinos y personas que la quieren, su lucidez, buen humor y serenidad ante la muerte.