'La commedia è finita'. Cuando menos, el enésimo acto de la ópera bufa que el juez Pablo Llarena se empeña en representar en su persecución contra el expresidente y eurodiputado Carles Puigdemont. La gira internacional del instructor le ha llevado a Alguer, Cerdeña: como todos sabemos, allí donde intentó su último intento desesperado de conseguir la extradición del exiliado, deteniéndolo de forma tramposa en el aeropuerto aunque la famosa euroorden estaba suspendida. Lo dejaron en libertad sin medidas cautelares, y este lunes se ha celebrado la vista para decidir sobre el caso. Carles, siempre obediente con los requerimientos judiciales, se ha presentado ante la jueza. Y con un final tan previsible como infeliz para el bando español. Este tour hace kilómetros en punta pala: Alemania, Bélgica, Suiza, Francia... y ahora Italia. Recibe porrazos en la misma proporción, a espuertas, claro: ningún colega europeo le ha comprado la moto y todos rechazan entregarle su pieza de caza mayor. De fiasco en fiasco, vaya.
Puigdemont es un hombre libre. Y Llarena un juez con la reputación en las profundidades de la tierra. Este es el resumen de la historia. Sí, la persecución no ha acabado en la corte de Sassari, ni mucho menos. Y el españolismo más 'hooligan' y sus jueces, policías y políticos harán todo lo posible para encarcelar al líder independentista. Todo. Pero la retahíla de humillaciones ya ha alcanzado la categoría de épica, inconmensurable, inaudita y vergonzante. Y no lo dicen sólo los indepes: también muchas voces españolas.
Por ejemplo, la de la revista 'El Jueves', siempre ácida y con el dedo preparado para meterlo en la llaga o la herida más sangrante. Y que el de Amer no esté entre rejas 4 años después del 1-O y de la declaración (frustrada) de independencia de Catalunya es una hemorragia descomunal. El instructor, en vez de coser la brecha, la hace más y más honda, creando una cicatriz de aquellas que estremecen. En la revista, sin embargo, no son tan drásticos y cambian estos términos médicos por otro menos 'gore', pero que lo define con creces: la frase tiene sólo 3 palabras, pero una onda expansiva de bomba nuclear. "Un chiste: Llarena". Catapum. No se puede decir más con menos caracteres.
El escozor de la parroquia de la caverna es este 4 de octubre de 2021 de los que no se van ni con pomada. Pero que además uno de sus líderes quede retratado y desmenuzado por una peligrosa revista sarcástica ha acabado por tocarles aquello que no suena. La reacción, se la pueden imaginar. Una rabieta de las que hacen afición, indignados con todo: con Puigdemont, con Catalunya, los indepes, la barretina y, evidentemente, los traidores de 'El Jueves'. A la hoguera. "Escoria", "basura", "proseparatistas", "panfleto"... festival de bilis. Ni en la peor de sus pesadillas se hubieran imaginado este escarnio.
Un chiste: Llarena.
— El Jueves (@eljueves) October 4, 2021
La guerra, desgraciadamente, no ha acabado. El exilio catalán tendrá que seguir luchando contra los atropellos orquestados por la tozuda "justicia" española. La misma a la que sus homólogos europeos tiran de la oreja, precisamente, por ser cualquier cosa menos justa. Habrá que continuar con la guardia bien alta y responder cada golpe. Pero ganar las batallas con la fuerza de la razón y los derechos provoca mucho gusto, la verdad.