Luis Enrique Martínez es un ídolo en Catalunya. Campeón de todo con el Barça, último entrenador que ha conseguido una Champions League con el club, jugador que abjura de su pasado madridista, entrenador de carácter y con los mejores resultados del club solo un poco por debajo de Pep Guardiola. Instalado en Barcelona, vive en Gavà, casado con una catalana, Elena Cullell, y padre de tres hijos catalanes, Lucho, Sira y la tristemente desaparecida Xana. Es más catalán que la Moreneta. Ha reivindicado su catalanidad haciendo pedagogía a Twich, cuando un cretino se negó a hacer un donativo a un hospital oncológico infantil barcelonés porque "A Cataluña ni agua". Lucho le dijo que no quería su dinero, que si no entiende que un niño con cáncer es igual si es catalán o canario, no hace falta que dé dinero. Maravilloso. Mira a sus enemigos y sabrás quién es enemigo de Catalunya: Josep Pedrerol, Paco González o Emilio Pérez de Rozas. Los únicos que han disfrutado con un Lucho lloroso eliminado a los penaltis:
EN Blau se fija más allá, en la mujer y la hija de Lucho, las catalanas Elena Cullell y Sira Matínez. Dos mujeres que hasta ahora costaba ver juntas. Los paparazzis las han hallado en la gradería del Marruecos-España. Son como dos gotas de agua, muy similares, morenas, guapas y tristes. Lucho no se merecía este cruel final. Los penaltis se tiene que entrenar, y tirar mil a cada entrenamiento. Marruecos buscó los penaltis desde el minuto 1 con 11 tipos bajo la portería. Una pena que España no tenga especialistas ni fe en tirar la pena máxima. ¿Pena máxima? La de las dos mujeres que más aman al seleccionador:
Sira con la camiseta de España y el dorsal de su novio, Ferran Torrees, el culé. Elena Cullell elegantísima con blusa blanca y un collar dorado que todos vieron como un recuerdo a Xana. Las caras son un poema. Mientras los amargados se alegran de la derrota de Lucho, madre e hija, muy similares, llorosas y tristes. Vendrán tiempos mejores, que vuelva al Barça. Grandioso Luis Enrique Martínez. Y a España que la entrene Hierro y haga el ridículo de verdad: no clasificarla. Pero los madridistas contentos.
En veinte días, el 27 de diciembre, el técnico celebrará sus bodas de plata con Elena Cullell, 25 años casados con una economista de la alta burguesía catalana. Después de casarse con Cullell, vinieron tres hijos: Pacho, de 23 años; Sira (22), deportista de élite; y Xana, que moría en 2019 a los nueve años a causa de un cáncer de huesos. Luis es un gran deportista de 53 años, corre, surfea y va en bici: "Me ayuda a sentirme joven".
Según recuerda La Vanguardia:: "Su casa de Gavá cuenta con más de 800 metros cuadrados sobre un terreno con piscina y pista de paddle. Además tiene unas bonitas vistas al Mediterráneo. También a primera vista del mar, el pasado julio establecieron -él y su familia- su segunda residencia en Formentera. Las Islas Baleares suelen ser el destino favorito del 'Lucho' para desconectar en verano". Las fotos de la pareja demuestran cómo les gusta la playa, la del Baix Llobregat, Baleares o el Golfo Pérsico:
Una familia que tiene buena pinta, arraigados en Catalunya, con tres hijos catalanes y amantes de los deportes y la competición. Merecían el Mundial. Y dedicarlo a Xana. Que le dediquen la séptima Copa de Europa del Barça.