Este mes de marzo se cumplen diez años de una de las tragedias aéreas más sobrecogedoras que se recuerdan. El 24 de marzo hará exactamente diez años del accidente aéreo de Germanwings. El vuelo 9525 de la compañía alemana, que hacía el trayecto Barcelona-Dusseldorf, se estrelló en los Alpes franceses después de una maniobra deliberada del copiloto de la nave, Andreas Lubitz. A bordo viajaban 150 personas, de las cuales una treintena eran catalanes. No hubo supervivientes. Una de las víctimas era la mujer de Lluís Juncà, Ariadna Falguera.
Una tragedia que conmocionó a todo el mundo. Juncà, de Olot, entonces jefe de gabinete de Oriol Junqueras en Esquerra Republicana, tenía 33 años, igual que su mujer, que estaba en el avión. La pareja hacía diez meses escasamente que habían sido padres de una niña, Aitana. Diez años después, Juncà ya tiene 43 años, Aitana tiene 10, y los dos han rehecho su vida. Ha sido duro, ha sido un camino difícil, pero ha ayudado la llegada a su vida de una nueva persona, una mujer, compañera de partido de Juncà, que se ha convertido en su nueva pareja sentimental y en una madre para Aitana. Una mujer, que además, hace poco ha sido madre de su primera hija en común. Hablamos de Elisenda Alamany, actual número 2 de Esquerra Republicana. Ahora han abierto las puertas de su casa, en el Eixample de Barcelona, en el Via lliure de Xavi Bundó en RAC1 para explicar por primera vez su increíble historia de amor, surgida de la tragedia.
Una conversación cargada de emoción, donde Juncà asegura que "no recuerdo el día exacto del accidente. Sé que fue a finales de marzo, y ya está. Porque en el fondo cuando una persona que has querido tanto ya no está, piensas cada día de tu vida". Aquel 24 de marzo, Juncà estaba reunido en la sede de Esquerra Republicana. "Recibí una llamada de mi madre, pero no la cogí porque pensaba que era una cosa rutinaria". La segunda vez, sí que descolgó. "Me dijo que parecía que había habido un accidente y que podía ser el avión de Ari". Con un compañero, fue directamente al aeropuerto, donde se confirmó la noticia que "todo el mundo había muerto". A pesar del dolor infinito, se volcó en su hija: "Tenerla a ella me daba una razón muy clara para seguir. Era una fuente de energía y optimismo incomparable". Al principio, solo quería "dormir y estar con Aitana". Hasta que conoció a Elisenda y se enamoraron. Se conocieron en ERC, en el trabajo, "Él llevaba la campaña del 2019 de Esquerra en Barcelona, y coincidimos un día". Su relación no empezó hasta un año y medio después, cuando Lluís la invita a comer. "La primera vez me dijo que era para hablar de Esquerra, el segundo ya era sospechoso, y la tercera ya fue una cena... pensé: quizás le gusto", confiesa con una sonrisa y emocionada, con los ojos con lágrimas, como él.
Y Alamany encajó en la vida de su hija: "Es muy diferente estar con alguien que se ha separado o divorciado que con alguien que es viudo, porque la persona que ya no está, que ha fallecido, es imbatible. Creo que lo hemos hecho bien, y esta es la clave de una relación así: permitir que la persona que ya no está haga compañía sin molestar".
Ya juntos, Juncà y Alamany han sido padres nuevamente. Hace dos años dieron la bienvenida a Olívia. "Con su nacimiento, todo se acabó de consolidar. Ya no era 'Lluís y Aitana' por una parte y 'l'Elisenda' por otra, sino que pasamos a ser una familia". Un Juncà que confiesa emocionado que su primera mujer, Ariadna, está muy presente. "Ari aparece a menudo en su vida, de manera espontánea en conversaciones, como cuando decimos a Aitana que era rubia como ella. Hablar de Ari de forma natural, en vez de esquivarlo por miedo a hacer aflorar el dolor. Le diremos a Olívia que Aitana tenía una madre que murió y que se llamaba Ariadna. Nada más, con naturalidad. Creo que Ari está feliz que hayamos rehecho la vida". Y Juncà acaba diciendo que "Hay momentos en que retrocedes y otros en que avanzas más rápidamente, pero, en general cuanto más tiempo pasa, mejor te sientes. Y al final todos los que han visto la muerte de cerca suelen decir lo mismo: ojalá hubiera pasado más tiempo con los que amo, hubiera hecho más lo que realmente quería, hubiera escogido más mi camino. A veces olvidamos que la muerte puede ser una buena aliada de la vida, porque tenerla presente nos ayuda a vivir mejor".