Acostumbrada a estar en el foco, hacer el paso de la primera línea de la parrilla televisiva a la parte de atrás, no es nada fácil. Estos días se ha visto más a Elsa Anka en el Village del Barcelona Open Banc Sabadell que en las pantallas de tele. Y ella lo sabe. Ahora quien ocupa todas las miradas es su hija, Lídia Torrent, que triunfa con First Dates al lado de su pareja, Matías Roure, que hace de camarero en el programa de citas.

La presentadora reconoce que es difícil ejercer de madre y de profesional de la televisión, a la hora de darle consejos: "La veo muy bien, hace su evolución. Intento respetarla mucho, pero si veo alguna cosa, pruebo de decírsela".

"Este trabajo es difícil, no te puedes venir abajo con el primer revés. Le aconsejo a que ponga mucha cabeza, porque ella es muy emocional. Le falta quizás, un poco más de frialdad y que las emociones no puedan con ella", añade Anka. Ahora es Torrent quien sale cada día en la tele y su madre quien ha dejado de hacerlo: "Yo veo una cámara y me vengo hacia arriba. Pero sé que el momento ha pasado y ahora es cuestión de reinventarse. Aquella época ha pasado". Recientemente, se pudo ver a la presentadora catalana en Cazamariposas o Zapping de zapping en 8TV. Pero lejos queda la época dorada de los años 90 o cuando protagonizó un tramposo streaptease en un fin de año de TV3, transformándose en un dibujo animado.

Anka, por cierto, ha reconocido que que después de su ruptura con el ex tenista Gorka Fraile, ha seguido manteniendo la pasión por este deporte, de ahí su presencia tan continuada en el Village del Real Club de Tenis Barcelona.