Emilio Martínez Lázaro es el director de más éxito de los últimos años. Su taquilla supera a Almodóvar, Amenábar y todos los popes de cine serio. Suyas son Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes. El cineasta madrileño repite con Dani Rovira en la nueva película Miamor perdido y para promocionarla no puede evitar hablar de Catalunya. El diario El Mundo le ha preguntado ¿Le dejarían rodar 'Ocho apellidos catalanes' con la situación actual?. La película la produjo Telecinco que no se mete en política sino en entretenimiento. El director lo tiene claro: "No, imposible. Cuando la productora me ponía pegas con Ocho apellidos vascos, yo le decía que no pasaba nada porque era una situación acabada. ETA ya no ponía bombas. Y con Cataluña me pasó lo contrario: me adelanté un año y, menos mal, porque ahora ya no podría hacerla".
El cine español no sabe cómo mirar de cara al procés. Mientras la TV emite documentales de éxito, vistos por millones de espectadores, en el cine silencio sobre Catalunya. Ni con humor. Martínez Lázaro va más allá y sin que le citen a Quim Torra entra contra el independentismo recordando que en su filme Rosa Maria Sardà interpreta a una independentista: ""Con aquella vieja loca que declara la independencia les dimos ideas: se debieron pensar al verla que aquello era muy fácil y al año siguiente fue el Parlament el que lo hizo. La gilipollez del procés ha superado a la comedia, aunque alguien como Torra, que es directamente racista, hubiera sido un personaje muy menor. Si lo conviertes en una vieja loca mejora. Pero al final son lo mismo. Es increíble".
El director, considerado de izquierdas, remata los independentistas huérfanos de apoyos en la progresía madrileña: A la izquierda a menudo se le exige ser aliada de estupideces por el mero hecho de ser izquierda. Pasó con los independentistas catalanes: "Parece mentira que la izquierda española no nos apoye". ¡Pero cómo vamos a apoyar a unos tíos que quieren irse de España para no pagar a los extremeños la salud!". Los indepes que esperaban comprensión del director que fue capaz de reírse del independentismo tendrán que seguir esperando.