Uno de los peajes de Casa en flames y de ser la película más taquillera de la historia en lengua catalana es que sufrirá algún tipo de gesto catalanófobo absurdo, acomplejado y contrario a los artistas. Y ha vuelto a pasar. La película de Dani de la Orden es redonda porque retrata de manera impecable e implacable una sociedad, la catalana, y a un estrato social, la burguesía, los pijos de piso grande en la zona alta de la calle Muntaner y casa con piscina en primera línea de mar en Cadaqués. Brillante. Uno de los rasgos que clava la peli es cómo saltan del catalán al castellano en esta clase social. Emma Vilarasau se enamora de un notario castellanohablante, Alberto San Juan y los permite alternar los dos idiomas. Pero ahora la peli se estrenará en Netflix y el peaje de las plataformas es que una película bilingüe les da urticaria si es en catalán y han decidido doblarla toda al castellano. Y más penoso, obligar a los actores a doblarse a ellos mismos. Una imposición catalanófoba. ¿A quién molesta el catalán subtitulado de la peli? A cuatro analfabetos. La peli, doblada, no solo pierde calidad artística sino que se entiende mucho peor. Emma Vilarasau ha dicho basta. Lo ha hecho en el programa Culturas 2 de la grandiosa Tània Sarrias en La 2. Vídeo:
Emma Vilarasau: "Fue problemático, los actores no lo queríamos hacer, no somos dobladores, no sabemos doblar, es difícil. Si te doblan más del 80% de tu trabajo se va. En esta película el lenguaje forma parte de la trama. En Catalunya se vive así, en bilingüe. Doblado se pierden muchísimos matices y se pierde una vida que tiene esa peli que es la vida que tenemos aquí. No queríamos doblarla pero Netflix la quería doblada. Quien quiera que la vea en versión original, yo pido que la vean así. No hay nada que hacer. Viene esa gente, los productores quisieron lucharlo pero no pudo ser".
El gigante Nertflix permitirá que se emita en bilingüe la versión original e impone la versión doblada al castellano para Emma Viklarasau, impostada, rara, no cuadrando lo que dice en el estudio de doblaje y los movimientos de la boca y los labios. Fatal. Todo por la catalanofobia en los despachos: "¿Media película en catalán subtitulado? Uy, no se entenderá en Cáceres. A doblarse". Esta gente colorearía a Charles Chaplin para hacerlo más digerible. Y cuándo se habla catalán, peor. Ahora vendrá la polémica de comprobar si premiarán a Emma Vilarasau con un Goya. Costará. Este es el gesto que todo el mundo espera ver hacer a Emma Vilarasau cuando vea catalanofobia:
El director y el guionista Eduard Sola anunciaron que ya trabajan en una segunda parte de la película, que llevará por título Casa en cenizas y que de momento se está escribiendo, con solo algunas ideas sobre la mesa. Emma Vilarasau ya ha admitido que le gustaría saber qué le pasa a Montse —personaje que interpreta— después de esta derrota de familia, así como al resto de miembros, y también ha confesado que le gustaría volver a repetir en el papel. Como cuando Benet i Jornet confesó que Vilarasau tenía que volver a la segunda parte de Nissaga de poder después de arder Emma en un barco para contar toda la verdad a Eduard Farelo: que era su madre. Grandes segundas partes.