"Huele a leche". Nunca tres palabras provocaron una avalancha tan grande de memes como las que pronunció Albert Rivera oliendo a su perrito en el vídeo más ridículo (y la competencia es feroz) que ha perpetrado el líder de Cs en sus intentos por arañar cuatro votos de más. La imagen del político naranja acariciando de manera creepy al animalillo es hipnótica. Es como aquellas pelis de miedo que miras a través de los pequeños espacios entre los dedos, a pesar de taparte la cara con las manos. No puedes apartar la vista del vídeo y ponértelo en bucle a pesar de las caras que pone el político y la de terror que pone el perro intentando huir de allí cómo sea.

"El arma secreta para el debate", el perrito Lucas, sin embargo, no salió en el debate a cinco entre los candidatos. Rivera hizo igualmente el ridículo. Pero sin el perro. La audiencia ya estaba esperando con palomitas una nueva aparición estelar del peludo amigo de Rivera. Fue sustituido por un adoquín, dice, de la Plaza Urquinaona. Una bufonada más, marca de la casa, de esta especie de Doraemon sacando cosas de dentro de su bolsillo mágico.

TVE

@albertriveradiaz

Pero tranquilos. Los que la pasada noche se quedaron huérfanos y querían más ración de Lucas, la han tenido. Siempre habrá Espejo público al rescate de Albert Rivera. Invitándole cada dos por tres o reforzando sus pensadas con nuevos vídeos para la causa. Una patochada que han pensado las Griso y compañía para seguir estirando del hilo del caniche. Lo han cogido, han ido detrás de los estudios, lo han olfateado y le han puesto cinco platillos con los logos de los principales partidos del Congreso. Un experimento grotesco para ver si realmente el animal tiene la sangre naranja e iba donde tocaba. Lástima que algunos cuencos estaban vacíos:

Seguro que no será la última vez que explotarán la imagen de Lucas con tonterías del estilo. Cualquiera de estos días no nos extrañaría si lo vemos en el plató sentado delante de la Griso y esta haciéndole ladrar para ver si dice "guau" o "155".