Lunes intenso y movidito el que estamos viviendo para empezar el mes de mayo. Por una parte, Òmnium Cultural ha presentado la primera de las querellas por el caso de espionaje CatalanGate. La entidad lo ha hecho en el juzgado de instrucción número 32 de Barcelona, que ya investiga el espionaje con Pegasus al conseller y expresidente del Parlament Roger Torrent así como el líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall. La querella, en representación de la organización y portavoz Marcel Mauri, de la responsable del área de internacional Elena Jiménez y de Txell Bonet, periodista y compañera de Jordi Cuixart, pretende demostrar la involucración ilegal del Estado español en la trama de espionaje, según han anunciado en un comunicado. Por otra parte, la Generalitat ha tomado una decisión drástica y a la vez eficiente para detectar si todavía hay más gente espiada con Pegasus. Según ha podido saber RAC1, el Gobierno revisará los móviles de todos sus cargos para detectar si hay presencia de programas maliciosos como el que se utilizó para espiar, como mínimo, a una sesentena de altos cargos independentistas. Sin embargo, a primera hora de la mañana han cantado gol en Las Gaunas, han cantado el Gordo, ha saltado la banca. ¿Por qué? Porque ahora han espiado al presidente del Gobierno y la ministra de Defensa.
Dos informes técnicos del Centro Criptológico Nacional han confirmado que los teléfonos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, también fueron infectados con el software Pegasus. Según ha anunciado el ministro Félix Bolaños en una rueda de prensa de urgencia, estos son unos hechos "inequívocos" que ya han denunciado ante la justicia, en la Audiencia Nacional. Los informes, ha detallado, detectan dos inclusiones en el teléfono de Sánchez en mayo de 2021 y una en el móvil de Robles junio de aquel mismo año y no hay ningún indicio que haga pensar que se produjera ningún otro a partir de estas fechas. "La verificación todavía está en marcha y llegará a todos los miembros del Gobierno. Son unos hechos contrastados que confirman que se ha producido un espionaje fuera de la ley. En una democracia plena solo están facultados organismos oficiales y con autorización judicial". Todo hace que se haga inverosímil concluir que el espionaje viene de fuera, de otro país que no sea de España. Por no decir de la gravedad de los hechos de no haberlo visto antes. Pero a nadie se le escapa que al fin y al cabo hace tufo de determinados sectores de la seguridad del estado, el depp state, que ha utilizado material para espiar simultáneamente a todas estas personas. Una crisis democrática sin precedentes, de involución democrática.
Y no nos olvidemos de un elemento básico: ¿recuerdan algunas de las cosas que se dijeron cuando no se sabía aun que se había espiado a Sánchez y Robles? ¿Recuerdan qué se dijo cuando sólo se espiaba a los líderes independentistas catalanes? Macarena Olona, de Vox: "¿Dónde está el problema? ¿[En] que les han espiado? ¡Poco les han espiado"!. O la propia Margarita Robles: "¿Qué tiene que hacer un Estado cuando se vulnera la Constitución y se declara la independencia?"... Aaaaiii, cómo son las cosas. ¿Cazador cazado?, todo lo que vomitaron contra los líderes del procés se les puede girar ahora en su contra? ¿Ahora corremos a averiguar qué ha pasado? Más de uno ha quedado y quedará retratado. De todo se han hecho eco, evidentemente, en El món a RAC1, cuando ha estallado la bomba en directo. Y los que se han mostrado más demoledores han sido el locutor y director del programa y una de las tertulianas habituales de los lunes, Jordi Basté y Mònica Terribas.
Mientras escuchaban las explicaciones del ministro Bolaños, Terribas pone el dedo en la llaga y verbaliza lo que muchos pensamos: "¿O sea que a los presidentes del Gobierno de Catalunya sí que era pertinente espiarlos, se entiende?". Una periodista de la rueda de prensa pregunta si se puede ligar lo que ha pasado a la época en que se decidía qué hacer con los presos políticos catalanes y los indultos. Basté celebra la pregunta, por pertinente. Y Terribas sigue disparando con bala: "Hay una cosa que me parece increíble: el Centro Criptológico Nacional trabaja para el CNI, que es quien ha utilizado el Pegasus", y Basté acaba la frase, "por lo tanto, investiga a la máxima responsable del ministerio, que decía el otro día que si los investigan debe ser por alguna cosa". Basté pone encima de la mesa una pregunta "mucho más preocupante: ¿¿¿qué quiere decir que al presidente del Gobierno de España lo han estado espiando desde el 2021 y nadie lo ha sabido hasta ahora??? ¿¿¿Un año después??? ¡¡¡Hostia, pero qué país!!. Mònica Terribas ha ido más allá y no se ha mordido la lengua, se le ha entendido todo: "Es alucinante: si es una democracia tan consolidada, ¿cómo es que en el momento que se presentan las certificacions forenses sobre la infiltración a presidentes de la Generalitat, del parlamento autonómico y la sociedad civil, no sea el mismo gobierno quien abra las investigaciones de manera inmediata y lo lleve a la justicia..., si es que tienen tan claro que no son ellos? ¿¿Si la democracia es buena para el presidente del Gobierno no es buena para los presidentes de la Generalitat y del Parlamento?? ¿¿Ahora sí?? ¿¿Ahora lo llevamos a la justicia y en otros casos se justifica?? Es gravísimo. La reacción hace quince días y la de ahora, respecto de una cuestión que merma los principios democráticos, es diferente si se trata del presidente del Gobierno o de los otros representantes, y eso es intolerable".
Rotunda y demoledora. No como la miserable respuesta del Gobierno cuando saltó el escándalo sobre el espionaje a los líderes independentistas, poniendo el foco en las culpas de los espiados, que merecían que los espiaran por haberse portado mal, como niños pequeños, ¿verdad? Pero ¿ahora sí, ahora les cogen las prisas y la indignación, cuando han tocado a los suyos, Pedro Sánchez y Margarita Robles?? Va hombre, va. A freír espárragos. Manda cojones. Una nueva muestra de la vergüenza política de ese país que se llama España.