Ha sido una de las top models españolas más reputadas y deseadas. Su cara, bien conocida a medio mundo. Campañas publicitarias de primera, la flor y la nata de las pasarelas, novios guapísimos y famosísimos como Mark Vanderloo... la década de los 2000 fue la de Esther Cañadas. La albaceteña hace tiempo que desapareció del foco mediático, pero sigue despertando curiosidad entre aquellos que la conocieron como una gran estrella de la moda. Especialmente, porque de aquella Cañadas de veinte años queda más bien poco. O mejor dicho, lo que queda es diferente. Extrañamente diferente. Las operaciones que se ha hecho en la cara la han convertido en otra persona. Aquí algunas pruebas bastante actuales.
Nada que ver con Esther que desfilaba para las mejores marcas internacionales o salía en todas las portadas de las revistas, ¿verdad? Pues la sensación es extrema cuando la comparamos con la fotografía que ha compartido con sus seguidores, con motivo de su 44º cumpleaños. Cañadas ha colgado una imagen de infancia que deja de pasta de boniato: primero, por la ternura que destila aquella niña que años más tarde se convertiría en todo un icono. Segundo, y más desgarrador, comprobar como la acción del bisturí, a veces, más que ayudar, provoca confusión y sorpresa . Nada que ver, más allá de pequeños detalles.
De lo que puede presumir Cañadas es de haber recuperado una forma física espléndida después de ser madre, exhibiéndola en las redes aconsejada por su amigo y guapo oficial de los modelos en España, Jon Kortajarena. Esta "batalla" la ha ganado con creces.