David y Jose Muñoz son como de la familia. Como aquellos primos segundos que te encuentras de vez en cuando en alguna comida familiar y a los que hace tiempo que no ves, pero cuando lo haces, te das cuenta de por qué se hacen querer tanto. Hace veinte años que pasean su música, su talento, su sintonía el uno con el otro y su simpatía que te desarma.
Ha llovido mucho desde que medio país le cantaba a la raja de una falda de una chica de Cornellà, al del medio de los Chichos o como Camarón. Hemos crecido con Estopa y Estopa ha crecido con nosotros. El dúo musical visitó El Hormiguero por décima vez y volvieron a hacer lo que se espera de ellos, enamorar al público con sus anécdotas y la particular manera de ver la vida. ¿Quién no querría ser como alguien que reconoce que duerme 12 horas al día?: "Nos juntamos por la mañana, solemos dormir unas 12 horas diarias, así que quedamos sobre las 12 o más bien la 1, después de correr". Correr, eso sí, a ritmo pausado: "El último día que salí me adelantó una mujer que pensé que estaba inválida, llevaba muñequeras y unas vendas. Hacemos poco pero bien".
Más surrealista fue la confesión de Jose. Se ve que le sudan mucho los sobacos. Como si fuera la reencarnación de José Antonio Camacho. ¿Qué ha hecho?: ponerse bótox... "Sufría hidrólisis. Eso no te quita para que dejes de sudar, pero ahora mismo estaría empapado. Me salen a 400 pavos el sobaco. Dura entre 6 y 9 meses que sudes menos. Estoy contento porque me puedo poner camisetas de color gris, verde…". Su hermano mayor y Motos se abonan: "Hermano, te han tangado, yo te veo igual", dice uno. "Sigues sudando igual, parece que llevas dos tortillas de patatas en los sobacos”, remacha el otro.
Lo más curioso, sin embargo, fue cuando hablaban de censura, ellos que han escrito de todo y a menudo, poniendo el dedo en la llaga con sus letras. Pero los hermanos Muñoz están hechos a pureba de tijeras: "a nosotros no nos prohíbe nada nadie, ni Aznar. Nosotros nos censurábamos al inicio, algo que no hacían ni los de la discográfica...., pero esta vez nos han censurado". Silencio en plató. Y confesión: "Me escribió mi padre y me dijo que la quitáramos del disco". Se trata de la canción Pesadilla F. ¿De quién habla? ¿De políticos? ¿De gobiernos? ¿De empresarios? No. De su padre. De su padre traficando con determinadas sustancias. "No podemos seguir cantándola. Decía que si le llamarían Pablo Escobar, que se hubiera peleado con todos los vecinos del barrio, que si en el bar le pedirían un taleguito... Se cabreó de verdad".
Una pena. A juzgar por la primera estrofa, apuntaba a hit.