La serie más popular de la historia de las TV privadas es Médico de familia, pero en el segundo lugar hay una especie de continuación menos naif, Los Serrano. También era una familia con muchos hijos pero eran todos menos blancos que en la serie de Emilio Aragón, empezando por Antonio Resines y siguiendo por Belén Rueda, más cañera que Lydia Bosch. El grupo de niños y adolescentes protagonistas se hicieron muy populares en la época, en especial Fran Perea, el hermano mayor y guapo que cantaba la sintonía pero otros cayeron en el infierno de la droga. Es el caso de Víctor Elías. Hacía de Guille, el hijo mediano de Antonio Resines y novio de Teté, Natalia Sánchez. Es este:
Empieza con una declaración de principios la entrevista en El Mundo:"La adicción es una enfermedad incurable, es la única manera de tratar con ella y no volver a lo oscuro. Siempre seré un adicto.". Este es su testimonio que ahora recoge en un libro: Todo surge de una crisis personal al acabar la serie: "La primera vez que me planteé si era buen actor o no, fue en el último año de la serie. Tenía 17 años y ahí empiezan todos los miedos, porque hasta entonces había sido un juego y no lo necesitaba para comer. Pero, ¿ahora qué? Es el momento más duro para un niño actor porque te han encasillado y ya no puedes salir de ahí. En un casting me dijeron: "Es que tienes demasiado cara de Los Serrano". En otro: "Ya no eres tan famoso como para protagonizar una película". Eso fue lo que me lanzó cada vez más hacia la música. Ese vacío tras el éxito puede que influyera para empezara con las drogas. Coincidió en el tiempo, desde luego".
Como empieza la adicción en la cocaína: con una raya: "Probé la cocaína por primera vez a los 20 años, en una fiesta de la serie Isabel. A esa edad yo no sabía lo que era salir de fiesta, no había bebido una copa siquiera. Mi infancia rara, de rodaje en rodaje y con todas las movidas en casa, no me habían dejado tiempo para eso. Estaba bastante tocado en esa época, sin motivación ya por ser actor y un compañero me ofreció una raya para animarme. Me daba miedo y me dijo una frase que aún recuerdo: 'Vamos, por una no vas a convertirte en drogadicto'"
Ahora es músico felizmente casado con la triunfita Ana Guerra: "Hay que entender que los adictos somos adictos a todo. Mi principal droga era la cocaína, aunque se disparaba con alcohol, pero también soy adicto al trabajo. Me siento al piano y me olvido del resto. Llegó un momento en que me pasé cuatro días en casa sin comer ni dormir. Sólo raya, piano, raya, piano, raya... Al salir había fallado a medio Madrid y, al fin, me levanté y dije: "¿Qué cojones estoy haciendo?". Pero a partir de ahí es un proceso muy jodido. Esto no es: "Venga, ya está, lo dejo". He necesitado mucha ayuda y he tenido varias recaídas para poder estar aquí sentado contigo. Yo solo no hubiera conseguido salir, seguiría metiéndome o estaría muerto. Mucha gente no lo logra superar. La verdad es que a veces, tras todo lo que he vivido, me siento un puto milagro".Una historia que acaba bien. Como Los Serrano, no era un sueño, era una pesadilla.