Pocas personas hay en Catalunya con una personalidad, unos conocimientos y un reconocimiento por parte de los catalanes como él. Eudald Carbonelll es una rara avis, una de aquellas personas únicas, que si no existieran, habría que inventarlas. El mediático arqueólogo de Ribes de Freser nunca deja indiferentes con su peculiar punto de vista sobre las cosas, sobres los descubrimientos, excavaciones o aspectos relacionados con su negociado o sobre la vida que lo rodea. Escucharlo siempre es una delicia, y este fin de semana lo ha vuelto a ser, en una conversación imprescindible con Xavi Bundó en el Via lliure de RAC1. Cómo va el mundo, hacia dónde va la humanidad..., oír a Eudald, escuchar qué le ronda por la cabeza y sus conclusiones, siempre pagan la pena.

Aparte, pero, de hablar de estas cuestiones, por ejemplo, sobre hacia dónde van las especies, Carbonell ha dejado a los oyentes de RAC1 con los ojos como platos con una revelación sobre él mismo. Porque en un momento de la conversación, hablando de legados, de escribir, de conocimientos, ha hecho una confesión sobrecogedora: "Perder la facultad de pensar me preocupa mucho, escribo muchos libros, lo que pienso, porque tengo muchas cosas que decir todavía, por eso escribo, escribo y no paro de escribir," dice el prolífico arqueólogo, escritor y divulgador. Unas palabras que tienen más significado por lo que ha revelado. A sus 71 años, ha abordado qué tal lleva hacerse mayor. Lo lleva bien, pero hace poco tuvo un susto mayúsculo. "Hace dos meses, presión alta... no me acordaba de las cosas, no podía hablar como hablo contigo ahora". Bundó alucina: "¿Me lo estás diciendo de verdad, esto?".

Y Carbonell pone los pelos de punta: "No me acordaba de nada, de quién era, de mis conocimientos, no podía mantener ninguna conversación". Afortunadamente está recuperado. "Es la única cosa que me preocupa de mi vida, porque la movilidad la vas perdiendo, pero perder la facultad de pensar me preocupa mucho. Tengo miedo de no saber cuánto tiempo" podrá seguir haciéndolo, esperemos que muchos años. "Fue un aviso. Imagina que hubiera ido mal, pues habría perdido todas mis facultades. Pienso que tengo que pensar, como una obligación. Me quedan 10 años, quizás menos, el cerebro... mi madre murió de Alzhéimer, y mi padrino de demencia senil. Hay posibilidades de que tenga una enfermedad de estas". Palabras sinceras. Un Eudald Carbonell que emociona hablando de su madre y de su hijo, uno, a quien ha tenido de mayor, "he sido padre-abuelo, a los 56 años". Un chico de 15 años a quien puso un nombre precioso y original, probablemente único cuando se lo puso, y muy catalán: "Se llama Olopte, el único que había". ¿Qué significa?: "El nombre de un pueblo de la Cerdanya. Me gustó. Quería poner Alp, Das... La Cerdanya es importante para mí", dice Eudald, que vive en Burgos, donde nació su hijo.

Imprescindible conversación. Por muchos años que podamos oírle hablar y pensar así.