Esta es la historia de cómo la naturalidad y la buena fe pueden ser el arma más destructiva contra la intolerancia y los postulados cavernarios y extremistas. De cómo una persona, sin buscar notoriedad, puede dejar con el culo al aire a los intransigentes con tan sólo 5 palabras dirigidas a un niño. De cómo saber si los valores de los proclamados héroes de nuestra sociedad merecen admiración, poniéndolos frente al espejo. Por una parte, ya lo saben, tenemos a un portero de fútbol, ex del Barça y de la selección española, que se ha declarado abiertamente votante de un partido ultra, fascista, homófobo, racista y que odia a todos aquellos que no se arrodillan ante la rojigualda. Pepe Reina, sí. En el otro lado, otro portero, nacido en les Illes y actualmente en la Real Sociedad de San Sebastián, que no ha hecho ningún comentario de tipo político, porque ni lo necesita, ni busca el aplauso de sus parroquianos, ni la confrontación con los que no piensan como él. Pero ha hablado, y sus palabras sacuden conciencias. Este es Miguel Àngel Moyá, protagonista de un vídeo viral del que Reina tendría mucho que aprender.
La grabación nos muestra a Moyá firmando autógrafos a un grupo de niños, seguidores del equipo vasco, al acabar un entrenamiento. Uno de los niños le pregunta: "Moyá, ¿entiendes euskera?". Aquí Reina temblaría, ahora que conocemos su admiración por los postulados más reaccionarios con culturas donde no existe la ñ. El portero, sin ningún tipo de ostentación y haciendo un loable esfuerzo, le responde: "Pixkanaka. Eta zuk? ("Poco a poco. ¿Y tú?"). Tan sencillo, tan bonito y tan profundo al mismo tiempo. El niño, seguramente sorprendido de que su idolatrado portero le respondiera, sólo acierta a decir lo que es obvio: "Bai" ("Sí"). Moyá, totalmente lanzado y con los chiquillos (y los espectadores de la grabación) en el bolsillo, remata: "Pozten naiz" ("me alegro"). En total, 5 palabras que son de oro: demuestran cortesía, respeto, proximidad, entendimiento. Todo aquello que Reina, desgraciadamente, no podrá disfrutar nunca, al menos mientras mantenga su admiración por los herederos del franquismo.
Sí, seguramente Moyá no domina el euskera. Quizás soltó las cuatro cosas que sabe de la lengua vasca. Lo que quieran. Pero muestra ganas y empatía, y su gesto es un golazo por la escuadra a los extremistas que quieren acabar con las identidades vascas, catalanas, gallegas... Incluso la de Gibraltar. Reina, en el banquillo. Moyá, siempre en nuestro equipo.