El 26-M hay "segunda vuelta" de las elecciones del 28-A: las municipales. Quien lleva meses haciendo campaña por Barcelona es Manuel Valls. Ha mojado churros en la calle Petrixol, encajado manos en el mercado de Horta o aplaudido ópera en el Liceo con Susana Gallardo. El exprimer ministro francés fue alcalde de Évry, una municipio en la periferia de París.
Valls gobernó con mano de hierro entre 2001 y 2012. Una TV ha ido a pasear por las calles de la ciudad y sus exvecinos han sido menos amables que Jordi Évole. Salvados se retrató otorgándole a Valls categoría de principal líder para desbancar a Colau. Valls ni es concejal, ni lidera las encuestas, cosa que hace Ernest Maragall. Los barceloneses querrán ver esto:
Son 75 segundos catastróficos para el candidato de Ciudadanos: "Traidor de la izquierda, hace comentarios fascistas, próximo a las políticas de extrema derecha, no le gustan los extranjeros, inhumano, cobarde, gran cabrón, hipócrita, oportunista, paracaidista, que no merece confianza..." El vídeo es una selección de los peores comentarios que el encuestador (sólo identificado con un logo HTP, que no pertenece a ninguna televisión) ha podido encontrar. Como cualquier elección es una decisión editorial eliminar a quien alabe a Valls como alcalde. Sólo salen vecinos que le detestan.
Algunos medios han recogido otras opiniones: El Periódico de Catalunya se paseó por Évry y encontró a una mujer de 59 años que dijo "En Évry hizo muchas cosas, hizo una buena limpieza, que falta hacía. Tendría que haberse quedado". Curioso uso de la expresión "hacer una buena limpieza", similar a la del alcaldable de al lado, un tal Albiol de Badalona.