Helena Garcia Melero le explicó hace pocos días a Ricard Ustrell por qué se niega a ser entrevistada en Col·lapse: porque no tiene nada más que decir de lo que ya dice cada día durante cuatro horas en su programa Tot es mou. Esta semana su magazine, el más longevo de la parrilla, hacía 1500 programas. Eso quiere decir que la Melero, que nunca se ha puesto enferma, lleva seis mil horas hablando, entrevistando, dando paso y opinando. ¿Qué más tiene que decir? Lo que quería decir ya lo ha dicho en Tot es mou. Por eso huye de las "entrevistas en profundidad", porque no quiere responder preguntas políticas, ideológicas o fisgonas como quién es su pareja. Este viernes abordaba la nueva Ley del Catalán que ha aprobado el parlamento de Andorra. Melero tiene dos colaboradores que se han ido a vivir en el país de los Pirineos: Lluís Marquina y Sergi Mas. Y con Mas Melero ha hablado de su mala experiencia, la sensación de impotencia cuando la estrella de TV3 hace cola en el supermercado y la cajera hace ver que no entiende la palabra catalana "Dos cinquanta" que como todo el mundo sabe es muy diferente del castellano "Dos cincuenta". Ser catalanohablante en Catalunya es agotador.
Melero está un poco harta: "Mira Sergi ayer tuvimos al catedrático de Historia norteamericano Paul Freedman en el programa que vivió ocho meses en la Plana de Vic y no es que le hiciera yo la entrevista en catalán. Es que él respondió toda la entrevista en catalán. Cierto que hay gente con más facilidad para las lenguas, pero todo es la voluntad. Voluntad de hablar una lengua. Yo me encuentro diariamente a la hora de pagar en el mercado o en el supermercado. Cuando dices "Dos deu" que es casi lo mismo que "Dos diez". No entenderlo es casi como no escuchar. Después hay el momento de estrés de las colas del supermercado cuando la cajera dice deme el móvil o el DNI para los descuentos del súper y entonces lo hago en catalán y yo veo que hay cola, momento crítico, doy los números en catalán y me responde "Me puede repetir". La gente se pone nerviosa en la cola y empiezas a cambiar al castellano". Una sensación que todos los catalanohablantes han vivido en algún momento, la duda si seguir con el catalán porque no puede ser que no entiendan que "dos" en catalán se dice igual "dos", pero que sabes que si te pasas al castellano acabaremos antes. El drama entre el derecho a expresarte en tu lengua y las prisas, Uf, dijo Melero. No todas las cajeras de súper son Paul Freedman. Escuchen su catalán, enamora. Vídeo:
La Melero también va al supermercado, con prisas, y quiere los descuentos del Caprabo. Todos somos la Melero.