Daniel Sancho, condenado a cadena perpetua por el macabro asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta, enfrenta un futuro desolador en las brutales condiciones de la prisión de Bang Kwang en Tailandia, un lugar notorio por su hacinamiento, violencia, y condiciones inhumanas. Sancho será trasladado de forma inminente. Sin embargo, en un movimiento inesperado, la familia de la víctima ha mostrado un gesto de compasión que podría alterar el curso de los acontecimientos.

Tras el juicio que condenó a Sancho a pasar el resto de su vida en prisión y a pagar una indemnización de 119.000 dólares (unos 105.000 euros) a la familia de Arrieta, la realidad para Sancho se volvió aún más aterradora al conocer su destino: Bang Kwang, prisión también conocida como el Hilton de Bangkok.

Daniel Sancho video youtube
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Daniel Sancho, a las puertas del infierno

Este centro penitenciario, que alberga a más del doble de su capacidad oficial, es famoso por su brutalidad y las deplorables condiciones en las que sobreviven sus reclusos. Con celdas de apenas 4 metros cuadrados compartidas por hasta ocho personas, la falta de higiene y la escasa alimentación hacen de este lugar un infierno terrenal, donde los presos luchan por mantener su salud física y mental. Corrupción, enfermedades y violencia son el pan de cada día.

Bang Kwang o El Gran Tigre
Bang Kwang o El Gran Tigre

No existe un acuerdo de intercambio de presos entre España y Tailandia. Pero sí un convenio para la transferencia de presos que entró en vigor en 1987. No obstante, para aprovecharlo, se deben cumplir algunas condiciones. Entre otras, es necesario que exista una condena firme y que no se tenga pendiente otro proceso judicial. Además se debe haber abonado la indemnización.

La familia de Edwin Arrieta tiene un gesto de compasión con Daniel Sancho

En este contexto y a pesar de esta condena tan severa y de la crueldad del crimen, la familia Arrieta ha decidido no actuar con el rigor que podría esperarse. En un acto de misericordia que ha sorprendido a muchos, han declarado que no recurrirán la indemnización impuesta a Daniel Sancho por el tribunal. Y no es el único gesto de compasión. La postura comprensiva de la familia Arrieta podría facilitar el proceso para que Sancho sea trasladado a una prisión española, donde las condiciones serían menos draconianas y su vida, aunque aún encarcelada, tendría un respiro en comparación con el infierno de Bang Kwang.