Dolor, rabia, venganza. Tres estados de ánimo son los que predominan en la muerte del empresario Fernando Fernández Tapias. El magnate y vicepresidente del Real Madrid fallecía hace un par de días con 84 años, y del primer impacto natural de cierta sorpresa y consecuente luto, se ha pasado a un clima bélico, de rencor y de codicia. La herencia y las nefastas relaciones familiares del gallego, con tres mujeres y 8 hijos (uno de ellos muerto) en su currículum, son un cóctel explosivo que tenía que estallar. Ha tardado más bien poco. Tenemos pollo en el tanatorio y, lo que es más sorprendente, ha salido a la luz una información muy sensible y ocultada durante años por el finado y su entorno. El programa de Sandra Barneda en Telecinco ha puesto el tema patas arriba.
Esta bomba afecta al conflicto judicial en torno a la solicitud de incapacitación de Tapias. 4 hijos tomaron esta medida para evitar que Juan Carlos, primer descendiente del segundo matrimonio, tomara el control de la empresa familiar por designación directa del padre. Un juicio del que siempre se informó en una única dirección: Fernández Tapias había salido victorioso. No es cierto. La sentencia es esta: "Incapacitación parcial limitada al área de la salud y a las capacidades económico-jurídico-administrativas necesarias para administrar su patrimonio y sus bienes materiales". Le dejaban las cuentas menores y dinero de bolsillo. Ni firmar contratos, ni hacer operaciones, ni controlar el negocio. Asignaban, además, dos tutores: una, su mujer, que se ocuparía de los aspectos de salud. El otro, el más sorprendente: Florentino Pérez, para todo aquello que tenía que ver con la economía, etcétera. Una información oculta por dos razones: primero porque renunció, pasándole la tutela a otro empresario. La otra... bueno, porque Florentino manda mucho y a diferentes niveles. De hecho, las crónicas de aquella batalla judicial decían que "el testimonio de Florentino decantó la balanza a favor de Fernández Tapias". Este era el relato. Falso, como acaba de demostrar Telecinco.
Quien sí que sabía esta información era una tertuliana del programa bastante famosa, pero que nunca ha disfrutado de credibilidad en determinadas temáticas: Makoke. La malagueña es amiga de los hijos más mayores del difunto, aquellos que empezaron la guerra, y conocía la resolución. Nadie la creyó. Pero con la aportación del documento, filtrado curiosamente después de la muerte, la cosa cambia hasta el punto de resultar irrebatible. De esta manera es más fácil comprender el malestar existente con sus hijos, y también explicar el incidente que tuvo lugar durante las exequias de Fernando. Makoke no estaba, pero tenía información de primera mano.
Según su versión, una familiar de la viuda Nuria González los increpó en la sede funeraria con un tono "desagradable. Fueron momentos muy duros y de mucha tensión. Fue triste". Todo a raíz de la llegada de este grupo de descendientes, que se encontraron la sala de velatorio cerrada. Les informaron de que, hasta que no llegara su mujer, no se podría abrir. Pero cuando hizo acto de presencia, los invitaron a marcharse para que González y los dos hijos del matrimonio pudieran dedicarle unos minutos a solas. Alejandra Rubio, hija de Terelu Campos e incondicional de Tapias, rebatía la exposición y le restaba importancia. Pero algo había pasado, hasta el punto que González habría dado órdenes que las dos coronas enviadas por los hijos y nietos de la parte díscola no se expusieran con el resto de muestras de pésame y homenaje. Un conflicto por el que hubo gritos, tensión y este desenlace: las pusieron pasadas unas horas, cuando todo el mundo se marchaba. Fernández Tapias descansa, el resto no encuentra la paz.