Fernando Fernández Tapias, empresario de éxito, multimillonario, amante empedernido y vicepresidente del Real Madrid murió ayer, 25 de octubre, con 84 años. El gallego deja tristes a una viuda, Nuria González, y a dos hijos, Ivan y Alma. Hay un tercer descendiente, Juan Carlos, quien también habrá sentido su muerte. El mayor de los dos que tuvo con su segunda mujer, Juana Courel. En cambio, su hermana Sandra puede ser que no tanto. Se alió con los tres hijos del matrimonio anterior con Victoria de la Riva, Fernando, Borja e Íñigo, para tratar de incapacitarlo y controlar su patrimonio descomunal. 'Fefe' era asquerosamente rico, y ninguno de sus retoños estaba dispuesto a renunciar a su trozo del pastel. De hecho, si podían arañarle algo al hermano, adelante. 'Succession' a la española. Total, que ahora tenemos a una mujer de luto, dos viudas y 7 hijos (podrían ser 8, pero Bosco murió en accidente de buceo) destapando la caja de los truenos de la herencia. Habrá movida.
Las estimaciones hablan de un patrimonio neto que supera los 100M de euros, aunque Fernández Tapias ha movido mucho más dinero a lo largo de su vida. Y mira que no tenía ni el bachillerato, pero sí buenos padrinos. O buenos suegros: el almirante asturiano Ángel Riva Suardíaz, dueño de un imperio naval. Hombre próximo al dictador Franco, lo envió a hacer estudios universitarios a Deusto, antes de ponerlo al frente de su empresa, germen de su propia naviera. Aquel conglomerado de empresas del finado, que incluía a dos conserveras, una agencia de viajes y otros negocios, fue vendido por el difunto Fernando en 2004 por 650 millones de euros. Lluvia de millones. Y de conflictos.
Tener dinero y una vida sentimental tan activa (recuerden a Mar Flores, el Conde Lequio y aquella portada de Interviú) como la del protagonista no acostumbra a dar demasiadas alegrías. Las envidias, los celos, el pensamiento perverso de "yo me lo merezco más que tú" es el pan nuestro de cada día. Cuando el patriarca le dio las llaves del imperio a Juan Carlos, el resto de hijos se sublevó de manera drástica. Argumentaron "trastornos cognitivos" para echarlo de la empresa con 82 años. Curioso el caso de Sandra, que hacía de secretaría personal de su padre aparte de ser una disc-jockey conocida como 'La Santa', y que le clavó una cuchillada casi mortal con el litigio. Nunca retomaron la relación. La batalla acabó en los juzgados, con victoria abrumadora para el padre. El testimonio de Florentino Pérez fue clave.
Hoy en día es Nuria, su viuda, una de las personas fuertes del clan empresarial. Apoderada de varias sociedades, administradora de otras y propietaria y residente en la gran mansión de Puerta de Hierro en Madrid, donde vive con sus hijos, uno de ellos menor. González defenderá los intereses de esta pareja, y no lo pondrá fácil. Eso sí, tendrá que quemar mucho dinero en abogados, porque sus rivales estarán dispuestos a todo para quedarse con lo que creen que les pertenece. Cojan palomitas, la cosa promete.