El show de Cayetana Álvarez de Toledo en el 'Preguntes Freqüents' de TV3 todavía colea. La marquesa de Casafuerte, diputada del PP (a estas alturas todavía no la han echado) por la demarcación de Barcelona, escupió contra el catalán con un numerito marca de la casa durante la promoción de su último libro. Numerito, sí: es decir, insultar a los catalanohablantes y rechazar utilizar el famoso pinganillo, una deferencia del programa para que no se perdiera en el complicado, ininteligible y malévolo idioma propio de Catalunya: "Entre españoles no utilizamos pinganillos, que eso es como dar a entender que somos extranjeros entre nosotros o que el castellano es una lengua extranjera". Cualquier comentario al respecto de esta actitud supremacista y maleducada sobra, la verdad.
Una cosa muy diferente, sin embargo, es comporbar quién apoya a la protagonista de esta historia. ¿Unionistas, catalanófobos, ultras, monolingües de la derecha más rancia? De acuerdo, esto va dentro del pack. Ahora bien, cuándo los aliados de Cayetana son jóvenes, supuestamente progresistas y, además, procedentes de territorios donde el catalán es una lengua muy utilizada por sus habitantes, pues hombre, como que la cosa tiene otro color y otra carga. Es lo que ha hecho un colaborador muy activo de Antonio García Ferreras y Ana Pastor en La Sexta: el periodista de Alcoy, en nómina en Newtral y residente en los EE.UU., Emilio Doménech.
Doménech es un experto en política norteamericana, a pesar de su edad: 31 años. Ahora bien, lo que pasa en la Península parece que o 'le pilla lejos', como Errejón, o tanto tiempo en la diáspora ha hecho aflorar su versión más hispanocéntrica. Cada uno puede tener su opinión sobre cualquier tema, faltaría más. Pero tenerla no significa ni ser poseedor de la verdad ni tan sólo estar cerca de ella. Y la suya en torno al tema Cayetana es un fiel reflejo de esta situación, o cuando menos es la respuesta que está recibiendo en redes sociales. Reproches tan contundentes que incluso le han hecho retirarse, ofendido porque no le compran la moto. Todo empieza así: Emilio no entiende que un internauta considere "inaudito que una diputada por Barcelona no hable catalán. Me parece una falta de respeto que siendo su trabajo representar a los catalanes, no hable ni intente aprender el catalán". Y responde esto: "Si a la Comunidad Valenciana viene un tipo a vivir con 35 palos que por cualquier motivo no aprende valenciano, lo que me interesa es que sepa defender los intereses de sus constituyentes. Parece que os da rabia porque habéis convertido a la lengua en algo identitario". Epa. Vamos, a bailar.
Resulta que, según Doménech, la cuestión del idioma propio del país no es una cuestión de cultura, sino una práctica que tiene que ver con una imposición de "claro sentido político nacionalista que detesto". Vaya, Cayetana no podía haber encontrar a un aliado mejor. Nacionalismos malos, menos el español. Emilio incluso intenta supérala, al escribir que "TV3 impone de forma burda" el catalán en Catalunya. Con dos narices. Y para acabar de arreglarlo, tiene los bemoles de afirmar que el catalán no es lengua común, cuando le reprochan que "imagina que viene un tipo de 35 palos a EEUU y que por algún motivo no quiere aprender inglés". Retratado, en castellano, y retratated, en inglés macarrónico.
Lo que se ve en la entrevista de CAT no es cultura, es imposición. Y una imposición con un claro sentido político nacionalista que detesto. Eso es lo que critico. El señalar. El apartar al que no se adapta a lo que unos pocos quieren.
— Emilio Doménech (@Nanisimo) November 22, 2021
No tiene nada que ver porque habla la lengua común.
— Emilio Doménech (@Nanisimo) November 22, 2021
Yo en ningún momento he dicho que la lengua tenga que desaparecer. De hecho defiendo la mayoría de políticas educativas para su defensa. Hablo de imponer y de forma tan burda como TV3 en ese caso.
— Emilio Doménech (@Nanisimo) November 22, 2021
A pesar de sus intentos por zafarse del patinazo, el periodista no lo ha conseguido. Y las redes han reaccionado a sus palabras decepcionados con estas manifestaciones tan sesgadas viniendo de alguien al que tenían respeto y cierta admiración por sus intervenciones desde los EE.UU. Emilio ha perdido su crédito, también entre sus colegas del País Valencià. El repaso no es agrio, pero sí muy acertado. Hagamos un breve recorrdido por las críticas que está recibiendo.
Xiquet, gracias por nada.