Isabel Preysler, una de las figuras más emblemáticas del mundo del espectáculo y la sociedad española, ha sido objeto de atención mediática durante décadas. Su vida, marcada por el glamour y la elegancia, ha despertado la curiosidad de muchos, especialmente en lo que respecta a su traslado desde Filipinas a España. Recientemente, la propia Isabel ha compartido detalles sobre las razones que la llevaron a dar este importante paso en su vida, y todo tiene que ver con su pasado amoroso.
Desde sus inicios en Manila, Isabel Preysler mostró un carisma y una belleza que la llevaron a convertirse en una figura pública reconocida. Sin embargo, su decisión de mudarse a España no fue motivada por una búsqueda de fama o éxito. En una reciente entrevista con la revista Hola!, contaba que habría llegado al Viejo Continente para vivir un tiempo con sus tíos, Tessi y Miguel Pérez Rubio. Un cambio radical, una transformación de vida que con el tiempo agradeció. La familia siempre ha sido un pilar fundamental en la vida de la ‘reina de corazones’. Su traslado, entonces, estuvo influenciado por el deseo particular de sus padres y obedeció como correspondía. Lo cierto es que todo tiene que ver con temas del corazón, como no podía ser de otra forma al tratarse de ella.
Isabel Preysler dejó atrás un amor en Filipinas
“Mis padres me mandaron a España para que me olvidara de un ‘noviete’ que tenía en Filipinas”, contaba. Al parecer, el joven del que estaba enamorada en su adolescencia era del todo inconveniente. Algo que no podía ver en ese tiempo, por lo que sus padres decidieron hacer algo radical y enviarla por un tiempo con sus tíos. La estrategia, como ya sabemos, funcionó muy bien. Preysler se olvidó por completo del chico y hasta acabó haciendo su vida en Madrid.
Con el tiempo se ha podido constatar que la conexión emocional que siente hacia España es innegable. A lo largo de los años, ha cultivado amistades y relaciones que han enriquecido su vida. La calidez de la cultura española y su estilo vibrante resonaron con ella, convirtiendo a este país en su hogar adoptivo. Es, por lo tanto, todo un símbolo de belleza y elegancia; además de un ejemplo de resiliencia y adaptación.
Para sorpresa de sus padres, un día la filipina llamó para contar que se iba a casar con Julio Iglesias. Alejados de toda la cultura pop y la música que se escuchaba en ese entonces, tuvo que explicarles la profesión de su futuro esposo. Luego llegaron los hijos y, hoy en día, Isabel se confiesa “madrileña 100%”. Hace más de 50 años que emprendió la aventura más significativa de su vida. La historia de Isabel Preysler es un recordatorio de que, a veces, los cambios más valiosos surgen de manera imprevista. Hay vivencias y hechos que no se pueden prever, que suceden solo porque así tiene que ser.