En los tiempos que corren, donde los límites del humor se cuestionan día sí, día también, donde se lapida mediáticamente a Dani Mateo por sonarse en la bandera española o donde Inés Arrimadas se sulfura sobremanera porque el Polònia de TV3 hace un sketch parodiando a algunas familias que denuncian adoctrinamiento en las escuelas catalanas, resulta sorprendente que todavía haya alguien que diferencia entre lo que es humor y lo que es realidad.
Situémonos. 1 de octubre del año pasado. No hay que recordar qué es lo que pasó en Catalunya con los agentes de la Policía Nacional que salieron del barco del Piolín y fueron por las calles y colegios electorales de Catalunya. La revista satírica El Jueves afiló la ironía y publicó una viñeta, primero en la edición digital y después en la impresa. En ella, se veía una mano que sujeta un carné de la Policía a punto de manipular una línea de polvo blanco con el texto: "la continua presencia de antidisturbios acaba cono las reservas de cocaína en Catalunya".
"Después de sus actuaciones del pasado domingo, impidiendo votaciones a porrazo limpio, los antidisturbios han acabado con toda la cocaína de Cataluña. Los cárteles colombianos han advertido que son incapaces de abastecer tanta demanda", decía con sorna la citada pieza. También escenificaban una simulación de unas declaraciones de los agentes que esperaban en el puerto, que pedían "unos gramos para pasar el rato". Los que debieron pasar el rato leyendo la revista fueron los del Juzgado de Instrucción nº 20 de Barcelona, que concluyeron que el director y el subdirector de la revista, Guillermo Martínez-Vela y Joan Ferrús, podrían haber incurrido en un presunto delito de injurias y lo trasladó a la Fiscalía y la defensa.
Parece ridículo estar escribiendo sobre esta cuestión. Más ridículo aún que una revista que hace humor tenga que dar explicaciones. Pero lo que es verdaderamente grotesco es que alguien, en este caso, un juzgado de instrucción, pierda el tiempo con estas naderías. La Fiscalía, después de la patata caliente que le pasaron, no ve ninguna justificación para seguir adelante con la causa, exponiendo unos argumentos que ya parecen un chiste por ellos mismos: "No parece que las personas que hayan accedido al artículo, ni siquiera el lector más ingenuo o más malintencionado, pudieran pensar que les estaban informando de que los agentes policiales son consumidores de sustancias estupefacientes". No parece, no. Y se lo dice un ingenuo lector que todavía cree que se puede hacer humor de todo.
"No cabe dar la misma relevancia a una información sobre la supuesta drogadicción de unos funcionarios policiales publicada en un medio de información general que en una publicación de contenido humorístico y satírico", defiende el Fiscal, en lo que parece una frase extraída del temario de 1º de "Sentido común". En fin. Por cierto, es extraño que a estas horas Juan Antonio Bayona todavía no haya recibido una acusación como presunto autor de un delito de intento de aniquilación de la especie humana por parte de dinosaurios terroríficos.