Este miércoles 26, día de San Esteban, el público catalán se emocionó como nunca mirando El foraster por TV3. Un programa especial, más que cualquier otro que se haya grabado hasta ahora. Parece mentira, pero Quim Masferrer ya hace cinco años que se mueve por la geografía catalana buscando pueblos pequeños y conociendo a su gente. Cinco años arriba y abajo donde ha conocido a personas entrañables, personas que ya son amigos suyos y que forman parte de todos los espectadores por su talante y su bondad. Cinco años desde aquel lejano 2013 donde empezó a pasear con su pick-up naranja por el territorio. ¿Y dónde empezó todo? En Benifallet, Baix Ebre, un pueblo de 771 habitantes. Y allí volvió para ver cómo había cambiado la vida durante este tiempo.
¿Qué es lo primero que hizo Masferrer? Ir al lugar donde charló con la primera persona entrevistada por el programa, Pepe, un hombre que llevaba a turistas por el río Ebro y que cinco años después tenía una novedad, se había casado:
El momento más emocionante del programa fue cuando se reencontró con una pareja de abuelos entrañables. La Cinta y el Miquelet, 80 y 88 años, un matrimonio que tenían una romántica costumbre: bailar de vez en cuando en el comedor de su casa, enamorados como el primer día, cada vez que ella ponía una cassette con la canción "Para que no me olvides". El tiempo ha pasado, sin embargo, y él, con 93 años, no acaba de girar redondo de salud. Continúan todavía más enamorados que hace cinco años, pero ahora la bonita costumbre ya no la pueden hacer tanto como quieren por el complicado estado del Miquelet. La emoción de Quim era evidente. Puedes ver el momento cliqueando en la foto a partir del minuto 10'28".
El tiempo pasa por los adultos y para los más jóvenes. Dos niños, George y Eric, pescaban en el río como si fueran Tom Sawyer y Huckelberry Finn y pensando que nunca se moverían de Benifallet. ¿Cómo estaban cinco años después? Dos adolescentes que eran conscientes que dependiendo de cómo esté el trabajo, quizás se plantearían marcharse de su querido pueblo. Un retrato sincero y real de lo que es la vida.
En definitiva, un ejercicio lleno de nostalgia, pero que a la hora invitaba a reflexionar sobre el futuro y sobre el paso del tiempo. Una propuesta que desde En Blau recomendamos que se continúe con otros pueblos por donde ya haya pasado Quim. Cuando se acabe El foraster, que los directivos de TV3 tomen nota, El exforaster.