Pablo Casado está empeñado en ser quien más memes genera durante este confinamiento. Que alguien le diga que ser político, que ser EL JEFE DE LA OPOSICIÓN, consiste en hacer política y plantear dudas y alternativas al gobierno. NO en poner caras de intensito y afectado, como si todo el peso del país recayera en tus hombros. ¿Recuerdan la foto del líder del PP mirando una bandera a media asta, al lado de su palmero García Egea?
Ahora se ha superado. Y con creces. Ahora sabemos que la profesión frustrada de Casado es la de actor. Pero actor de aquellos hiperactuados, de culebrón malo, de aquellos que cuando el director les dice: "Pon cara de preocupado", arrugan la nariz y las cejas como si estuvieran defecando. Y quizás Casado acababa de hacerlo, o estaba a punto, cuando ha perpetrado la foto más ridícula de los últimos días, en un lavabo.
Es como aquella película de terror, Candyman, donde a la protagonista se le aparecía un ser maligno cuando miraba fijamente al espejo y repetía cinco veces la palabra Candyman. Pero aquí lo que da miedo es él y su reflejo en el espejo. Miedo, o vergüenza ajena. La exageración en el rictus, el exceso de afectación, la intensidad del ademán y del texto que lo acompaña ("Esto es una catástrofe en vidas y un drama en empleo. Aquí nadie va a ganar y ya hemos perdido demasiado todos. Más de 20.000 compatriotas fallecidos merecen nuestro respeto, homenaje y luto")... Por no hablar de que va al lavabo con alguien que le acompaña a hacerse fotos, o del grifo que se ha dejado abierto. La red lo ha hundido a memes:
Casado desbocado... Falta poco para que el popular se haga otra foto en el lavabo, pero encima de la taza. Tiempo al tiempo.