Cs y Lorena Roldán se han volver a estrellar contra la realidad: nadie les quiere a su lado menos el PP (y VOX). El fracaso de la moción de censura que presentaron contra el MHP Quim Torra, sólo apoyada por sus 36 parlamentarios y los 4 de los populares, fue incontestable, definitorio y, afortunadamente, muy saludable para Catalunya y la propia democracia. En Cs, sin embargo, el significado de la palabra ridículo no les afecta como a la mayoría de los mortales, quizás porque la llevan en la sangre. No saben hacer otra cosa. Bueno, sí que saben: difamar, amenazar, victimizarse, incendiar, mentir... Es el abecé del manual del partido naranja, una estrategia que no cambia a pesar de los diferentes comandantes que pongan al frente de la nave. Y en la sesión del Parlament pudimos ver a unos cuantos de ellos, como Albert Rivera e Inés Arrimadas (y una aliada que podría pedir el carné de la formación en cualquier momento), a quienes los fotógrafos vigilaban para captar sus expresiones y estado anímico. Unos fotógrafos que obtuvieron joyas para la posteridad, y que hacen complicado contener la risa.
El álbum de fotos de la jornada tiene como claros protagonistas a los dos dirigentes supremos ciudadaners, responsables de la presentación de esta moción electoralista e inútil, ya que sólo reunió una tercera parte de los votos de la cámara. Nació muerta, y lo sabían. Pero Rivera y Arrimadas volvieron de la diáspora madrileña para hacer el gallito en la tribuna de invitados, intentando insuflar energía y mala sombra a Carrizosa y Roldán, los muñecos que quemaron en su cruzada. Y de gallitos pasaron a polluelos, cuando la realidad puso de manifiesto su soledad, sólo amortiguada por Cayetana Álvarez de Toledo en el papel de 'Pepito Grillo'. El sector naranjito de la grada pasó de la arrogancia a la cara de funeral, y los testimonios son demoledores, como reflejan, entre otros, Pilar Rahola o Bea Talegón.
Cualquier ser humano juicioso (ya no decimos político de Cs) se replantearía su estrategia vital después del baño de realidad que recibieron en el Parlament de Catalunya. Cualquiera. La cuestión, por lo tanto, es: ¿Qué no son de ese mundo? ¿De qué planeta han venido? Y más importante, ¿cuándo vuelven?