A veces el amor es ciego, sordo, calvo y necio. Una situación que se manifiesta en relaciones imposibles, estrafalarias o inimaginables. Un buen ejemplo, la que mantuvieron la cantante catalana Rebeca Pous 'dura de pelar' con el torero y 'cuñao' español por antonomasia: Fran Rivera. Una historia que viene de lejos y que Rebeca ha explicado en revistas, televisiones e incluso en una canción, 'Matador', y de la que ahora conocemos algún detalle escalofriante más a raíz de su participación en 'La Casa Fuerte' de T5. El amor fluyó en un encuentro que tiene de todo menos romanticismo: un "aquí te pillo, aquí te mato" de manual: "me llevó a una montaña, me sacó del coche y nos liamos sin importarle que nos vieran". Están las '50 sombras de Grey' y después la pasión Tous-Rivera.
Según Rebeca, aquel lío fue hace mucho tiempo, cuando Rivera "estaba buenísimo, no estaba casado y aún toreaba". No dijo nada de signos de inteligencia, talón de Aquiles del entrevistador estrella de Susanna Griso. Un caballero de los que ya no se hacen. Afortunadamente. Como buen 'machote', Fran le puso un seudònim, una especie de pixadeta rancia encima de su conquista: "Cerecita". Si piensan que era un apelativo afectuoso, es que no saben de quién hablan: "me llamaba así porque le gustaban mis tetas y decía es que esas cerecitas son no se qué". Poesía pura. Ep, que aquí cada uno tiene sus filias, pero el tufo es reconocible. Si fueran "cerezotas" sabrían mucho mejor por qué lo decía.
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Rebeca parece recordar el episodio con cariño, sí. A partir de ahora le podríamos llamar "estomaguito", porque se tiene que tener de acero para aguantar según qué cosas. Y personas.